Aproximadamente un 20% de las escuelas secundarias estadounidenses, hacen pruebas de drogas, pero este método es controversial, pues hay poca evidencia de que en verdad funcione.

La nueva investigación analizó a 361 estudiantes, de estos un tercio asistía a escuelas que tenían una política de pruebas de drogas.

Al hacer seguimiento a los estudiantes por un año, hallaron que los que estaban en las escuelas con pruebas de drogas no eran menos propensos que otros estudiantes a probar la marihuana, los cigarrillos o el alcohol.

“Aunque las pruebas de drogas suenan bien, según la ciencia no funcionan”, apuntó el autor del estudio, Daniel Romer, del Centro Annenberg de Políticas Públicas de la Universidad de Pensilvania.

También se preguntó a los estudiantes que participaron en la investigación sobre su ambiente escolar. Las escuelas que se consideró que tenían un buen ambiente contaban con unas reglas claras, y maestros y estudiantes se trataban mutuamente con respeto, hallaron los investigadores.

Los estudiantes en las escuelas con ambientes positivos eran alrededor de un 20 por ciento menos propensos a haber probado la marihuana, y un 15 por ciento menos propensos a haber fumado cigarrillos, en comparación con los estudiantes de otras escuelas, según informó Health Day.

Por otro lado, un ambiente escolar positivo no pareció reducir el riesgo de que los estudiantes consumieran alcohol. Esto podría deberse al hecho de que el consumo de alcohol se considera como más normal que usar drogas o fumar, sugirió Romer.