“El condón femenino es una funda amplia y delgada de polímero de nitrilo (parecido al látex) que se coloca en la vagina antes de una relación sexual. Tiene dos anillos flexibles en ambos extremos: uno interno que se coloca dentro de la vagina y el otro permanece fuera, cubriendo gran parte de los genitales externos. Es de fácil uso para una joven”, dijo.

Según la especialista, se debe buscar la posición más cómoda para colocarlo: con una mano se separa ligeramente los labios de la vagina, y con la otra mano inserta el condón presionando el anillo interno y empujándolo suavemente dentro.

“Se debe asegurar que el anillo externo quede fuera del cuerpo cubriendo los genitales externos (vulva). Cuando culmina el acto sexual, se retira el condón retorciendo el anillo externo y jalándolo suavemente hacia afuera, y finalmente se desecha el condón”, indicó.

Mendoza refirió que si bien el condón masculino es el más usado en general, en este caso, el condón femenino si es usado correctamente alcanza un 95% de efectividad, además de prevenir los embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, incluido el VIH.

“No se adquiere de manera comercial, su distribución es gratuita a través de algunos establecimientos de salud (centros y hospitales del Ministerio de Salud). No hay impedimento para que una mujer no se proteja”, anotó.

La especialista lamentó que, por una cuestión social y de género, aún se siga manteniendo la idea errónea de que una mujer que propone su uso, será mal vista.

“Por lo general, la iniciativa surge del varón, si hablamos del condón masculino, aunque actualmente solo el 12% de parejas unidas lo usa. Pero es en realidad responsabilidad de ambos, pues necesitan protegerse frente a los embarazos no deseados así como de las ITS”, explicó.

Frente a ambos riesgos, el condón femenino es una alternativa para la mujer, porque ella tendrá el control y podrá decidir su autocuidado si su pareja no quiere usar protección.

Fuente: Agencia Andina