Durante más de cuatro décadas las personas han asistido a su consultorio buscando apoyo emocional. Y al finalizar las sesiones él se pregunta ¿qué ha cambiado? Obteniendo como respuesta la manera de pensar.

Asimismo, Ferran suele preguntarle a sus pacientes “¿Te has planteado para qué vives?” Y los rostros de las personas son únicos. La mayoría jamás se ha hecho esa pregunta. La respuesta es única, vivimos para ser felices y sentirnos bien con nosotros mismos y es lo que buscamos para nuestros hijos.

Según los neurocientíficos, ello depende de lo que pensamos. Por ello debemos aprender a pensar en lugar de obedecer siempre. Cuando cambiemos esa idea dejaremos sentirnos jueces de los otros y podremos entender que equivocarse es parte de ser humano. Por ejemplo:“Niño, quieres recoger las zapatillas del comedor, todos los días tengo que decirte lo mismo”, esta escena es típica de todo los hogares del mundo y la actitud con la que se dijo solamente logrará crear una baja autoestima en el niño. Debemos recordar que las cosas se consiguen de acuerdo al modo en que las pedimos.

También debemos empezar a controlar nuestra emociones. Recuerda no somos seres perfectos, por eso cuando nuestros hijos o las personas a nuestro alrededor se equivocan debemos aceptarlo, enseñándoles como no volver a cometerlo.

Tenemos que evitar dañar nuestra autoestima y de las personas que nos rodea. Se debe recordar siempre que el pensamiento negativo dura 2 minutos a diferencia del positivo que dura más y aunque es difícil pensar bien cuando las cosas van mal, debemos aprender a manejar nuestra vida apropiadamente, priorizando lo que nos haga feliz y luchar por ello.

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