Amado por muchos gracias a su carencia de pelo, lo caliente que es y sus beneficios al acompañar a personas con enfermedades como el asma y reumatismo, el se ha convertido en una de las razas de canes mejor valoradas.

Su carencia de pelo es producida por el “síndrome de hipoplasia ectodérmica”, y pueden ser de raza grande, mediana y pequeña, pero con un físico “aerodinámico, con un tórax prominente y una cintura estrecha creando una curva que estiliza su figura”.

Además, destaca la ausencia de premolares, lo que hará que nunca muerda, como explica a la agencia Efe Claudia Gálvez, presidenta de la Asociación de Amigos de los Perros Sin Pelo del Perú e investigadora de la raza.

Ese rasgo lo hace un animal poco dado al ataque y lo convierte en un ideal acompañamiento, pues se trata de “un perro muy afectuoso, muy cálido con su dueño, aunque nervioso con los extraños (…) nunca muerde”.

Si bien hoy es muy valorado, fue precisamente su piel desnuda la que implicó un tabú para el contacto con mucha gente durante años, “confundiéndolos incluso muchas veces con perros sarnosos”.

“Tuvieron que tocarlo, sentir la suavidad de su piel, la calidez de su temperatura, para empezar a apreciarlo”, señaló sobre su posterior aceptación.

Su inscripción como raza primitiva en la Federación Cinológica Internacional (FCI) fue el 12 de junio de 1985 y en 2001 el animal fue catalogado como patrimonio nacional y “especie a preservar”.

El Perro Sin Pelo del Perú también es conocido popularmente como perro “calato” (desnudo, en quechua) o “chino” (por su similitud con el perro crestado chino).