Los limitados datos históricos sobre los que se sustenta la biografía de William Shakespeare han alimentado durante siglos especulaciones sobre su identidad, que siguen abiertas en contra del criterio de la mayoría de académicos.

Partidarios de la conspiración alegan que el decimoséptimo conde de Oxford, Edward de Vere (1550-1604), un hombre ilustrado y viajado, pudo haber escrito los dramas shakesperianos con más facilidad que el propio Shakespeare (1564-1616), de origen más humilde y una educación formal menos brillante que el aristócrata.

Otros han defendido que fue el filósofo y político británico Francis Bacon (1561-1626) quien escribió las obras de Shakespeare bajo un pseudónimo que ocultaría una clave masónica, mientras el tercer candidato a ser el verdadero autor de “Hamlet” es el dramaturgo inglés Christopher Marlowe (1564-1593).

Marlowe murió oficialmente en una pelea poco después de ser acusado de ateísmo, años antes de que fueran escritas gran parte de las obras de Shakespeare, si bien los defensores de esta tercera teoría creen que pudo fingir su muerte para librarse de los cargos y continuó escribiendo con un nombre falso.

Algunas de esas dudas sobre la verdadera identidad del que se considera el mejor dramaturgo de todos los tiempos continúan vivas cuando se celebra el 450 aniversario de su nacimiento, en parte porque los datos históricos que se conocen sobre él con certeza son escasos, empezando por la fecha de ese nacimiento. EFE