Fundador de la compañía La Máscara y miembro destacado de la ONG “Payasos sin Fronteras”, Marcelo González es uno de los veinte artistas que llegó a Jerusalén para participar en el II edición del Festiclown Internacional de Palestina.

Una semana de talleres, espectáculos callejeros, actuaciones en teatros, escuelas y hospitales ideada por el clown gallego Ivan Pardo con el propósito de convertir la risa en un instrumento de solidaridad y esperanza.

Es el primer día de la fiesta musulmana del Sacrificio, y el parque Rockefeller, uno de los escasos pulmones verdes de Jerusalén Este, está plagado de niños y adolescentes que miran con extrañeza y cierto recelo a esa tropa de cómicos instalada entre los árboles.

“La risa por todo el mundo es fundamental, creo que no cambia nada pero sí te cambia a ti, como humano, el prisma para ver las cosas diferente y con un poco más de optimismo”, comenta Marcelo.