El escritor peruano Mario Vargas Llosa celebró en Nueva York el quincuagésimo aniversario de “La ciudad y los perros”, su primera novela, de la que se ha lanzado una edición conmemorativa, y con la que el premio Nobel se inició en la escritura, ese “misterio” que todavía le “apasiona”.

“Escribir es apasionante. Siento la misma ilusión y dificultades que tuve cuando escribí mis primeros cuentos. No tengo facilidad para escribir, pero las dificultades no quitan nada a la fascinación, a la exaltación, al entusiasmo”, remarcó Vargas Llosa sobre su oficio en un encuentro en el Instituto Cervantes de Nueva York .

El literato se refirió a la sensación “extraordinaria” que siente cuando “la historia comienza a tener vida propia, algo que siempre es misterioso”, y que ha experimentado ante cada nueva obra de su dilatada carrera desde que publicara “La ciudad y los perros”, por la que recibió el premio Biblioteca Breve en 1962.

El premio Nobel de Literatura de 2010 , que bromeó diciendo que esta distinción es “una semana de cuento de hadas y un año de pesadilla”, regresó del pasado para tratar temas de plena actualidad, como el futuro del libro, “un objeto emblemático de la civilización” que afronta una “gran incertidumbre”.

“Mi esperanza es que el libro digital coexista con el de papel, y mi temor es que el libro escrito expresamente para las pantallas, no el transferido, sea muy diferente del tradicional, y que las pantallas hagan lo que la televisión ha hecho con sus contenidos: volverlos ligeros, leves, e incluso frívolos”, subrayó.

También abordó la polémica sobre las caricaturas de Mahoma que han provocado disturbios en varias embajadas de países árabes, asegurando que “la libertad debería congeniarse con la buena educación”, pero que, si hay que elegir entre las dos, “hay que escoger resueltamente la libertad”.

“Es de mal gusto y ofensivo insultar a Mahoma , pero no es ilegal. Las sociedades democráticas han alcanzado el derecho de hablar con libertad de lo terreno y de lo ultraterreno. Lo que debería ser erradicado de las sociedades cultas es el insulto”, concluyó.