La famosa pintura conocida como El Grito de Edvard Munch, se subastó en 119 millones de dólares, convirtiéndose así en la obra de arte más cara en la historia de las subastas.

“Es una de las pocas imágenes que trascienden la historia del arte y que tienen un alcance global, quizás sólo por detrás de La Mona Lisa”, afirmó el director de la venta, Simon Shaw, quien agregó que la popular obra del pintor noruego (1863-1944) “define la modernidad y es instantáneamente reconocible”.

Fue poco antes de las 20:00 horas cuando la sala de Sotheby’s quedó en completo silencio para dar inicio a la puja por “El Grito”, en la que empezaron interviniendo siete compradores en un intercambio de cifras de vértigo que terminó reducida a una batalla entre dos personas anónimas a través del teléfono.

Doce minutos más tarde la obra fue adjudicada a un precio de martillo de 117 millones de dólares, una cifra que con las correspondientes comisiones quedó finalmente en 119,9 millones de dólares, superando así el récord de 106,5 millones que ostentaba desde 2010 un Picasso, “Desnudo, hojas verdes y busto”.

Se trata de la única versión de las cuatro existentes que aún estaba en manos privadas, según Shaw, quien remarcó que otras dos versiones fueron robadas en los últimos veinte años, y aunque finalmente se recuperaron y se exhiben ahora en museos noruegos, convierten a la obra en “la más robada de la historia del arte”.

El experto de Sotheby’s destacó que, por ello, y “por la poca frecuencia con la que verdaderos iconos salen al mercado”, es comprensible que se haya conseguido este precio histórico, durante una subasta en la que llegó a recaudarse la friolera de 330 millones de dólares.