“Intentamos estudiar de la forma más simple posible la interacción entre la materia y la luz, entre los átomos y los fotones”, señaló Haroche en conferencia de prensa en París, abrumado aún por el revuelo mediático de su galardón, confesó.

Sus investigaciones, así como las de su colega y amigo estadounidense David Wineland, con quien comparte el premio de la Real Academia de Ciencias sueca, han logrado “aislar lo mejor posible los átomos y los fotones para evitar perturbaciones” y poder estudiarlos correctamente.

Se enfrían los átomos y los fotones para lograr reducir su velocidad y atraparlos en un campo electromagnético sin destruirlos, precisó el decimotercer Nobel francés de Física en el Colegio de Francia, donde ejerce como catedrático.

A este científico, de 68 años, le gusta explicar que el fotón es como el soldado de Maratón que muere tras entregar su mensaje, salvo que gracias a sus investigaciones, la partícula mensajera (el fotón) sobrevive.

Su investigación abre la puerta del desarrollo de ordenadores cuánticos, mucho más potentes y veloces que los actuales, dentro del campo que se denomina información o comunicación cuántica. EFE

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