Polonia ha pasado de exportar mano de obra, el manido mito del fontanero polaco, a convertirse en un vivero de “start-ups” hambrientas por expandirse, muchas de ellas con España como primera parada y que esperan saltar a Latinoamérica.

“España es la puerta de entrada a América del Sur”, destaca en una conversación con Efe el fundador de Telemedico, Pawel Sieczkiewicz, quien después de su entrada en el mercado español espera saltar “cuanto antes” a América Latina con su oferta de consulta médica online, una modalidad de atención primaria muy bien recibida por las aseguradoras, ya que abarata el servicio.

“En Polonia hay actualmente mucho dinero que busca invertir en nuevas ideas, por lo que es un momento ideal para crear negocios como el nuestro”, explica Sieczkiewicz, quien puso en marcha su compañía en 2013, gracias a un programa para “start-ups” liderado por Telefónica en la República Checa.

Otra joven empresa que ya da sus primeros pasos en España es Yestersen, un portal web similar al de compraventa Ebay que nació en 2015, donde pueden encontrarse objetos de decoración vintage, artísticos y antigüedades, todos certificados por su equipo para asegurar que el cliente adquiere un producto de calidad y verdaderamente original.

Cada mes la web de Yestersen recibe la visita de 50.000 personas, y un 20 % de ellas ya proviene de España, explica a Efe su consejero delegado, Karol Misztal, quien asegura con entusiasmo que todos en la firma están aprendiendo español.

Para Misztal, la razón fundamental de su reciente desembarco en España se debe a que es un país similar a Polonia en cuanto a extensión, número de habitantes y condiciones de mercado, algo que siempre tuvo presente desde sus tiempos de estudiante de Economía.

Sidly es otra “start-up” polaca con presencia en España, donde ya cuenta con un distribuidor para ofrecer sus pulseras telemédicas de última tecnología, orientadas a personas dependientes y a ancianos con problemas de salud.

“España es un mercado importante”, señala a Efe la directora ejecutiva y fundadora de Sidly, Edyta Kocik, quien a sus 29 años ha sido elegida recientemente consejera delegada europea del año gracias a la rápida expansión de su empresa, que ya cuenta con sede en Estados Unidos, donde comenzarán la distribución tan pronto como tengan los permisos necesarios.

La compañía tecnológica Incred es también ejemplo de esta nueva hornada de empresas y, a partir de este mes, contará con oficina en Madrid, donde ya está contratando a personal polaco residente, declara a Efe su fundador y director ejecutivo, Tomasz Dmuchowski.

“España ofrece muy buenas perspectivas en lo que se refiere a las nuevas tecnologías”, añade Dmuchowski, quien confía en el éxito de su oferta de soluciones técnicas para empresas, que van desde sitios web, aplicaciones móviles y campañas de marketing usando inteligencia artificial, hasta realidad virtual y realidad aumentada.

Estas start-ups son la prueba de que Polonia ha dejado atrás la pobreza heredada tras más de cuarenta años de comunismo, con una renta per cápita que en 1989 era entre tres y cinco veces inferior a la de países desarrollados, gracias a un crecimiento real medio de más del 4 % anual en el último cuarto de siglo.

Al crecimiento de su economía se suman la consolidación de la democracia y su adhesión a la Unión Europea (UE) en 2004, condiciones que han permitido que su renta per cápita haya superado a la de países como Grecia, mientras el desempleo ha caído por debajo del 8 % y los niveles educativos se encuentran entre los mejores del mundo, según el informe PISA.

Como explica Sieczkiewicz, mientras hace algunos años no había nada que hacer en Polonia, actualmente el mercado se ha especializado y ofrece buenas condiciones para los emprendedores tecnológicos, hasta el punto de que uno de los tres centros para “start-ups” de Google está en este país centroeuropeo, junto con los de Londres y Tel Aviv.

Todo este proceso ha hecho que Polonia haya pasado en los últimos años de ser un país de emigrantes a un país de inmigrantes, hasta el punto de que las empresas llegadas aquí tienen en ocasiones problemas para encontrar trabajadores cualificados.

Fuente: EFE