Y de pronto, descubrimos que no solo podemos darle uso, sino podemos inventarles muchos. iRig Recorder es una de ellas. Por ejemplo, muchos de nosotros hemos estado en la necesidad de grabar una clase de la universidad, en mis tiempos se usaba una grabadora portátil, pero ahora casi cualquier smartphone viene con una utilidad para grabar voz.

¿Cuál es la diferencia entre esta utilidad y la aplicación que venimos discutiendo? iRig Recorder te permite contar con un estudio de grabación de audio básico, te permite incluso aplicar algunos filtros sobre el audio en crudo antes de exportarlo a un formato que puedas utilizar en tu reproductor o PC.

Existe una versión de pago, con muchos más filtros y capacidad de exportación más completa, incluyendo opciones como servidores web y redes lan.

Si no la captas, piensa en esta aplicación como una aplicación de cámara avanzada frente a la cámara por default de tu smartphone. Te permite hacer más cosas, pero está amarrada a las limitaciones de la cámara – o en este caso, el micro – de tu terminal. Pero es ahí donde destaca la Aplicación de IK Multimedia; está diseñada para gestionar desde micrófonos básicos – esos que puedes encontrar por poco en Radio Shack – hasta micrófonos profesionales e incluso mezcladoras.

Es decir, imagina que te gusta soltar gallos de vez en cuando y te has comprado tu microfonito ambiental, esta aplicación te permite no solamente grabar tu voz con mucha más claridad, también te permite “limpiar” el sonido con solo marcar algunas opciones.

Aunque parece ser una aplicación bastante especializada, en realidad los usos son muchos y de primeras se me ocurren estos;

Estudiantes, para grabar clases, exposiciones o reuniones de grupo.

Podcasters, para grabar el audio de sus podcast.

Ensayos vocales

Periodistas y reporteros.

Grabar reuniones o para ayudas memoria.

Uso como dictáfono tradicional.

Entre otras tantas que se te puedan ocurrir, es solo cuestión de descargarlo – para IOS o Android – y probarlo, existe una versión de pago y otra gratis.

Por: Carlos Wertheman

TAGS RELACIONADOS