El reconocido violinista de Eslovaquia, Lukas Kmit, deleitaba a su público con una pieza magistral clásica. Mientras demostraba toda su destreza y pasión con el instrumento musical, pasó lo inesperado: El odioso tono de llamadas de un celular Nokia a máximo volumen lo interrumpió justo en la parte más importante de la canción.

Al inicio el músico parecía molesto por lo ocurrido, porque esto es aún peor que un bebé llorando y gritando en la escena final de una película en el cine. Pero para sorpresa de todos, lo que hizo el violinista fue tocar el mismo tono que había escuchado, con una mirada cómplice y ante la risa del público.

Su curiosa reacción también fue el acto final de su número. Además, se volvió todo un clásico viral en YouTube, que en ese entonces llegó a tener más de 6 millones de reproducciones.