Cámaras empresariales agrícolas bolivianas reclamaron el uso de la biotecnología para mejorar su producción y también destacaron que una encuesta reflejó un apoyo para el uso de esa disciplina en la modificación genética de los alimentos.

El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), entidad que asesora a los exportadores, la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas (ANAPO) presentaron hoy los resultados de una encuesta realizada sobre esa temática por Equipos Mori en las tres principales ciudades del país.

El presidente de la CAO, Julio Roda, dijo que el uso de la biotecnología permitiría “garantizar la rentabilidad del agricultor para que no tenga que sufrir nuevamente los negativos impactos del clima (sequía) y el ataque de los insectos”.

Según Roda, hay un “desastre” en el sector agropecuario nacional por la reducción de los cultivos para este año.

“El año 2015 se sembró 150.000 hectáreas de trigo. El año 2016 se sembraron 84.900 hectáreas, el 43 % menos. Eso significa en producción por la sequía un 71% menos de trigo”, sostuvo.

Agregó que ha sido un año complicado que pasará a la historia por lo que es necesario trabajar de forma coordinada con el Gobierno porque ahora existe la necesidad de importar alimentos.

El gerente de IBCE, Gary Rodríguez, dijo a Efe que el ataque de las plagas a los cultivos y la sequía deben servir de experiencia para utilizar la biotecnología con el propósito de no repetir “el desastre” de las pérdidas sufridas en el sector.

Los productores calculan que las pérdidas van a superar los 500 millones de dólares en esta gestión.

Durante la exposición, las asociaciones empresariales presentaron los datos de una encuesta realizada por Equipos Mori a 600 personas, entre el 9 y el 11 de agosto, en La Paz, Cochabamba (centro) y Santa Cruz (este), que son las tres principales ciudades del país.

Según el estudio, que tiene un margen de error del 3,9 %, el 67 % expresó su acuerdo con el uso de la biotecnología para producir “más y mejores alimentos” confiando en el respaldo científico y un 57 % apoyó los cultivos genéticamente modificados.

Un 53 % de los encuestados reconoce que ya “consume alimentos transgénicos”, aunque no los identifique, y un 60 % dijo que seguirá consumiendo “trigo duro” para hacer pan, aunque ese alimento es el resultado de una “mutagénesis”.

La legislación boliviana solo permite el uso de semillas transgénicas en una variedad de la soja resistente al herbicida no selectivo glifosato, pero los empresarios agropecuarios piden la ampliación del uso de las semillas genéticamente modificadas para un mejor rendimiento y una adaptación al cambio climático.

Fuente: EFE

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