Un estudio conducido por investigadores chinos y estadounidenses muestra que las abejas asiáticas son más “desobedientes” que las europeas, algo que ha producido que las segundas estén colonizando rápidamente Asia y las primeras corran peligro de extinguirse.

La investigación, liderada por el profesor de la Academia China de Ciencias Tan Ken y publicado en la revista especializada “Scientific Reports”, indica que zánganos y obreras de la abeja europea (apis mellifera) son más disciplinadas que sus parientes asiáticas (apis cerana), lo que tiene sus consecuencias.

“Las obreras europeas se toman los mensajes de su reina mucho más seriamente”, señaló Tan, que trabaja en el Jardín Botánico Tropical de Xishuangbanna, en declaraciones que cita el diario “South China Morning Post”.

Las abejas reinas de ambos continentes emiten feromonas a través de su boca cuya composición química transmite órdenes a sus zánganos y obreras sobre apareamiento, alimentación y otras actividades, en la altamente estratificada y socializada comunidad que forman estos insectos.

A ese mayor “atractivo” se une el hecho de que las antenas de las abejas europeas son más sensibles a los mensajes, lo que provoca que el número de insectos occidentales que abandonan la colmena “en rebeldía” es sólo del 0,01 o 0,02 por ciento, frente al 5 por ciento al que pueden llegar las asiáticas.

El mayor poder de movilización de las reinas europeas tiene especiales consecuencias cuando abejas de Occidente son implantadas en Oriente, como ha pasado en China, donde el 80 por ciento de estos insectos son europeos desde que se comenzaran a establecer colmenas con ellos desde finales del siglo XIX.

Así, los zánganos asiáticos pueden recibir por error mensajes de una reina europea en las que demanda que se apareen con ella y acuden a esa llamada “olvidando” a su soberana asiática, lo que puede poner en peligro la continuidad de esa colmena, algo que se ha traducido en la reducción de su número.

Otro conflicto que puede surgir cuando abejas de ambos continentes conviven aparece en caso contrario, cuando obreras europeas escuchan a reinas de colmenas asiáticas y las visitan, lo que asusta a las habitantes originales, que son de un tamaño hasta dos veces más pequeño.

El curioso estudio señala que la expansión de la abeja europea en Asia es preocupante porque muchas flores del continente sólo son polinizadas por sus parientes orientales, mientras que la variedad que atienden las europeas es mucho más limitada, lo que puede traer consecuencias a toda la pirámide alimentaria.

“Con menos abejas habrá menos plantas, con menos plantas, menos comida, y con menos comida, menos humanos”, simplifica Tan, quien pese a todo señala que las abejas asiáticas presentan algunas ventajas evolutivas que podrían cambiar las tornas en la actual “guerra de abejas” que se vive en el continente.

De acuerdo con el estudio, el carácter rebelde de los insectos asiáticos puede jugar a su favor en casos de desastre, por ejemplo cuando la colmena es atacada por avispas o sufre algún tipo de accidente: las europeas sobreviven menos a este tipo de imprevistos que las asiáticas.

“Tras años de disminución, hemos notado que las abejas orientales han ganado algo de terreno, especialmente en montañas y zonas tropicales, porque pueden lidiar mejor con la dureza de la vida”, señaló el experto.

Las abejas europeas dependen mucho más de la protección de los apicultores humanos, lo que podría explicar también los problemas que están teniendo en otros continentes debido al cambio climático (en Estados Unidos la población de éstas ha descendido un 44 por ciento entre 2015 y 2016).

Los científicos proponen, a la luz de los estudios, crear fronteras de separación entre las abejas europeas y las asiáticas en ciertas regiones de China y Japón, prohibiendo el uso en ciertas áreas de la variante occidental para dar espacio a las oriundas.

Fuente: EFE

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