Científicos estadounidenses han establecido un nuevo método para detallar la composición química de los meteoritos que formaron la Tierra, según un estudio que publica la revista Nature.

El planeta comenzó a configurarse hace 4.600 millones de años a partir del choque de cuerpos espaciales de diversos tamaños, si bien la tarea de determinar la composición isotópica cantidad de átomos de determinados elementos químicos de ese material primigenio ha supuesto un reto para la ciencia hasta ahora.

Nicolas Dauphas y su grupo de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, han determinado que se puede seguir el rastro de los antiguos elementos de los meteoritos a partir de la “afinidad por los metales” de los isótopos del actual manto terrestre.

El suceso geológico más importante de la historia terrestre fue la diferenciación entre su núcleo metálico y el manto rocoso, compuesto por silicatos, un cambio que puede explicar la distribución actual de los elementos.

Aquellos componentes más solubles en compuestos metálicos, como el oro, el cobalto y el iridio, descendieron hacia el núcleo, mientras que otros, como el oxígeno y el calcio, permanecieron en la capa rocosa más superficial.

A partir del estudio de esos movimientos, los investigadores creen que la mayoría del material que se añadió al planeta en su última fase de formación provenía de meteoritos conocidos como condritas de estatita, en los que el hierro no se encuentra en forma de óxidos, sino como sulfuros o como metal puro.

Esa conclusión desafía el punto de vista sostenido hasta ahora por diversos investigadores, dado que “la composición de las condritas de estatita es muy distinta a la de las rocas de la superficie terrestre”, puntualiza Richard Carlson, investigador del Carnegie Institution for Science (EE.UU.), en un artículo que acompaña al estudio en Nature.

“El trabajo sostiene que esa composición (de la superficie rocosa) se modificó durante el proceso de formación del planeta”, describe Carlson.

“Es una sugerencia intrigante, aunque es necesaria mucha más investigación para evaluar sus consecuencias”, subraya el experto.

En el mismo número de la revista científica británica, Mario Fischer-Gödde, de la Universidad de Münster, en Alemania, publica un trabajo en el que sugiere que la Tierra adquirió sus elementos “volátiles”, incluida el agua, a lo largo de toda su fase de formación, no solo en sus últimas etapas.

Algunas hipótesis sostienen que ese tipo de compuestos se acumularon una vez el gran impacto que dio origen a la Luna ya se había producido, en la fase final de la formación del planeta.

El trabajo de Fischer-Gödde indica, sin embargo, que la última oleada de meteoritos que recibió la Tierra no fue la fuente principal de esos elementos volátiles, una explicación que encaja con la hipótesis de que las condritas de estatita fueron los bólidos más comunes en esa última fase.

Fuente: efe

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