Después de más de dos décadas esperándolos, The Offspring finalmente tocó en Lima. La banda californiana brindó un show explosivo que tuvo al público como uno de sus principales protagonistas.

A las 8:00 de la noche, las áreas verdes del Parque de la Exposición – donde se había montado el escenario para comodidad de los asistentes – sintieron los primeros saltos con Inyectores, la banda nacional elegida por The Offspring para abrirles el show. Los liderados por Gonzalo Farfán brindaron un show corto, propio de una banda soporte, pero que en 25 minutos bastó para calentar en algo a los asistentes, quienes guardaban energías para recibir con los brazos abiertos al grupo liderado por Noodles y Dexter Holland.

Tras media hora de arreglos de producción – en los que se incluyó en el escenario la distintiva calavera emblema del grupo – The Offspring subió a la tarima. Cabe destacar la puntualidad por parte de la producción, que arrancó el concierto a las 9:00 de la noche, como estaba pactado.

Tratándose de su primera vez en Lima, el grupo fue consecuente con ello y le regaló al público una noche con los mejores singles de toda su carrera. “All I Want”, “Bad Habit” y “Come out and play” fueron los primeros temas de la noche. Durante una hora y diez minutos que duró el show – bastante corto en realidad – se sumaron canciones como “Walla Walla”, “Americana”, “The Kids Aren’t Alright”, “Why don’t you get a job?”, “Want you bad”, “Hit that”, “(Can’t get my) Head around you”, entre otras.

La sensación en el gramado fue de satisfacción pues el público peruano, caracterizado en muchas ocasiones por su letargo, supo responder coreando las canciones de la banda, saltando en hordas y armando gigantescos pogos que hicieron sentir la verdadera esencia del punk rock: desenfreno y rebeldía a mil por hora.

Pero como no todo puede ser bueno, no podemos pasar por alto – y hay que decirlo – que el punto flojo del show se vio reflejado en la voz de Dexter Holland, quien a sus 47 años ya no tiene la misma energía ni voz de un veinteañero. Sus constantes faltas de aire para llegar a las notas altas solo pudieron ser cubiertas por los coros del público, al que poco le importó la falencia y se dejó poseer por la nostalgia adolescente de ver a The Offspring.

Una mención honrosa mereció Noodles, el guitarrista de la banda que destiló energía pura en el escenario e incluso se mantuvo acertivo con sus fans, regalándoles picks (uñas de guitarra), agradeciendo a Inyectores (sus teloneros) y luciendo un chullo peruano en las últimas canciones del concierto.

En líneas generales, The Offspring brindó un show enérgico y aceptable, propio de las bandas del género. Los años pasan factura, pero la actitud rebelde se respiró en el aire. El público punk rock volvió a demostrar ser uno de los más fieles y entregados en nuestro país, y aunque Dexter haya sufrido con la voz, la entrega de la banda dejó más que satisfechos a los miles que asistieron y se fueron casa tambaleantes pero felices.

Por: Robinson Reyna (@rob_core)

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