Apenas había concluido su magistral interpretación en las alturas de Machu Picchu, cuando la cantante Tania Libertad contó, muy emocionada, que fue inevitable que se le quebrara la voz al interpretar el Cóndor pasa. “Una no lo puede controlar cuando se vienen las lágrimas”

Su presentación en la explanada del santuario incaico, durante las celebraciones por los 100 años del descubrimiento científico de Machu Picchu para el mundo, significó una mezcla de emociones y sensaciones propias y ajenas.

Para el público, que pudo apreciar su voz en toda su magnitud ante un imponente escenario como es la ciudadela; y para ella, que por primera vez visitaba Machu Picchu y se sentía privilegiada por ser parte de un espectáculo sin precedentes.

La artista peruana radicada en México interpretó El cóndor pasa y La mano desasida, un poema que Martín Adán escribió en homenaje a la ciudadela incaica. Luego Las manos, tema de Juan Gonzalo Rose y musicalizado por Víctor Merino; para terminar con Valicha, en quechua y castellano.

“Fue una mezcla entre miedo y el amor exorbitante. Es la enorme responsabilidad la que logra que el miedo se convierta en una fuerza interior que hace que allá arriba lances las emociones y la voz.”

Tania Libertad, quien ha paseado su arte por muchos escenarios del mundo, opinó sobre Machu Picchu: “Esta parte del mundo es increíble, no existe otra cosa igual, podemos hablar de otras maravillas, de las siete maravillas del mundo, pero las montañas que yo vi, la voz que se me quebró cuando canté El cóndor pasa, eso es algo inevitable que una no puede controlar cuando se vienen las lágrimas”.