La noche de los esperados reencuentros del rock nacional bautizada como Revolución Caliente llegó el pasado sábado 25 de octubre, en medio de grandes presentaciones y un efervescente público, que a pesar de haber llegado a las aproximadamente seis mil almas, mereció repletar el Estadio Nacional y así, decirle a todos que el rock en Perú sigue vivo.

REENCUENTRO – PARTE 1

“Hace unos días conversábamos en el ensayo, que el 30 de noviembre del año 1994, un día que sería como hoy, nos conocimos y empezamos a tocar. Y ahora estamos realizando el sueño con el que iniciamos cuando nos hicimos una banda. Muchas gracias a todos”, fueron las palabras de Jhovan Tomasevich, miembro fundador de Huelga de Hambre, quien recordó los inicios de la banda que lo catapultó a la fama.

A pesar de que los años les hayan pasado factura sobre el escenario, el carisma y talento de los integrantes de Huelga de Hambre se vio de la mano de sus más recordados temas “No magia no ritual”, “Criogenia”, “Clon, “El tiempo es ahora” y “Mal ácido”.

La histeria se sumó con el ingreso de La Raza, quienes luego de 15 años volvieron a pisar un escenario para entregarle al público su característica explosión de energía al interpretar sus clásicos “A mi no wanna”, “Dale” y “El cuarto verde”. Sin duda, el primer clímax de la noche.

EXPLOSIÓN DE PALABRAS

El segundo gran clímax, el cual también fue considerado por muchos como el mejor momento de la noche, fue el efervescente espectáculo de Por Hablar, quienes acompañados de una creativa y única escenografía, plataformas que los alzaban como ángeles negros y su clásica mezcla entre el rap y new metal, lograron que todo el José Díaz salte, grite y cante como no lo hizo en esa noche.

REENCUENTRO – PARTE 2

Las horas pasaban, los rostros confirmaban que el alcohol se iba apoderando de los fanáticos del rock y la impaciencia empezaba a acrecentarse, hasta que el momento más esperado de la noche llegó: Gonzalo Farfán, Pipe Villarán, Gabriel Bellido y Guillermo Figueroa aparecieron sobre la tarima, vestidos todos de negro augurando en lo que se convertiría la noche. Con su característico toque de baquetas, inició G-3 la reunión que sus fanáticos esperaron presenciar.

El pogo se armó en el José Díaz con sus más sonadas canciones “Ahora o nunca” y “Violencia fabricada” en las cuales vasos de cerveza volaron sobre las cabezas convirtiéndose en lluvia sabatina y algunos hombres creyeron que se podía nadar sobre el mar de gente y se subieron sobre la multitud para ser cargados cual estrella de rock.

CARTEL DE ESTRELLAS

Aunque las estrellas más grandes fueron guardadas para el final, el agotado público no aguantó la larga jornada formada por dieciocho agrupaciones sobre el escenario, y luego de ver a Farfán y compañía, la mayoría decidió partir, perdiéndose de Zen, Libido de Toño Jáuregui, Amén y Mar de Copas, así como a Alhambre, La Sarita, Área 7 y Masacre al inicio del evento, para quienes no quisieron llegar tan temprano. La poca costumbre de festivales en nuestro país.

A pesar de no tener aun un motivo concreto por la respuesta de los fanáticos del rock, que no lograron llenaron el Nacional a pesar de tener la oportunidad de ver a emblemáticas agrupaciones peruanas que entregaron su vida sobre el escenario. Tampoco entender por qué otros festivales de rock se llenan y tienen una gran aceptación por el público sin tener a bandas tan importantes como las que reunió Revolución Caliente. Esperemos que pronto se anuncie la segunda edición y podamos convertirnos en felices espectadores de otros esperados reencuentros del rock, viniéndose a mi cabeza la idea de ver sobre el escenario nuevamente a La Liga del sueño y Los Mojarras. Aun es octubre, recemos todos a ver si se cumple.

Por: Paola Guerra Valderrama (@paolaguerrav)