Entre mito y leyenda, la figura de John Winston Lennon quedó registrada en la misma historia de la música. La aventura se inició un 9 de octubre de 1940, mientras aviones nazis bombardeaban la ciudad de Liverpool.

Su veta artística lo acompañó desde pequeño: cuando con quince años tuvo que escoger entre la pintura y la música, no tardó en elegir esta última.

En 1956 se cruzó con un nuevo amigo, Paul McCartney, con quien compartía la misma pasión. Con él formó una pequeña banda amateur llamada “The Quarrymen”.

Dos años después apareció George Harrison, otro muchacho de Liverpool con ganas de tocar. Así, el trío de amigos empezó a actuar en locales pequeños con el nombre de los “Johnny and the Moondogs” primero, y “The Nurk Twins” después.

En 1960, el grupo renace con el nombre de “Long John and the Silver Beatles”, nombre que después se redujo a “The Silver Beatles”. Finalmente, a propuesta de Lennon, quedó “The Beatles”, uniendo a “beetles” (escarabajos) con la palabra inglesa “beat” (ritmo), en honor a la música ‘beat’ que tocaban entonces.

Los muchachos de Liverpool comenzaron a denotar su talento y carisma, como grupo habitual del club The Cavern. El momento decisivo llegó cuando Brian Epstein, propietario de una tienda de discos, los descubre en el año 1961, mientras tocaban en uno de sus shows en The Cavern, y les propone convertirse en su mánager.

En 1962 se incorpora Ringo Starr, y la banda se impone como un verdadero fenómeno de masas. Las canciones, compuestas en su mayoría por Lennon y McCartney, encontraban en la armonía y melodía su mayor equilibrio, que más tarde sirvió de influencia a distintas generaciones.

Lennon falleció el 8 de diciembre de 1980, delante de su domicilio en el edificio Dakota, situado frente al Central Park de Nueva York, tras recibir ocho disparos de Mark David Champan, quien todavía cumple condena por ello.