Saldando una deuda de más de 30 años, New Order se presentó por primer vez en Lima como parte de un show que será recordado por muchos como parte de la historia musical. Sin Peter Hook, quien se negó a participar de la reunión de la banda, y ante un local que logró aumentar su asistencia por la reventa, la banda le regaló más de dos horas de música a sus fans peruanos.

Como buenos europeos, la banda arrancó la velada con la inconfundible melodía de “The ectasy of gold” de Ennio Morricone, a las 10 de la noche – ni un minuto más, ni un minuto menos -. Luego de un breve preámbulo intrumental con Elegya, Bernard Sumner saludó en español al público y arrancó con “Crystal”, aquella canción cuyo videoclip le dio el nombre a los reconocidos The Killers.

“Muchas gracias. Mi español no es muy bueno pero… ¡Viva el pisco! ¡Viva la comida! ¡Viva el Perú, caracho!”, masculló el líder de la agrupación antes de seguir con Regret.

La noche tuvo momentos altos y de emoción, sobre todo con la interpretación de Insolation, de Joy Division, así como de canciones como Ceremony, Bizarre Love Triangle, 5 8 6, The Perfect Kiss, pero no fue hasta Blue Monday que una bandera peruana llegó a manos de Sumner y éste la levantó con ademán triunfal ante el público. Temptation marcó el final del show.

FOREVER JOY DIVISION

Tras breves minutos fuera del escenario, el grupo volvió a escena para rendirle tributo a uno de los primeros “poetas malditos del rock”, Ian Curtis. El video de Atmosphere se vio en pantallas y la Explanada se dejó cubrir por un manto oscuro y opresivo. Curtis revivió en Lima.

Transmision marcó la locura, el pogo y la nostalgia. A un solo grito, el público no dejó de lado sus emociones, y recordó la voz melancólica y depresiva del fallecido cantante, reflejada en Bernard Sumner.

Para cerrar la noche, las emociones llegaron a su punto álgido. Las luces apagadas y las pantallas proyectando imágenes aleatorias, mientras “Love will tear us apart” entraba al setlist. La última canción grabada por Joy Division, el último tema que vio con vida a Ian Curtis (un mes después se suicidó), una canción cuya letra se encuentra en el epitafio de su tumba y la cual fue el mayor éxito de la banda en su historia tocó el corazón de los asistentes.

De fondo en las pantallas, una foto gigante de Ian Curtis hizo al público estallar en gritos y venias. New Order le rendía tributo a un grande de la música que apagó su voz prematuramente. Casi al finalizar la canción, en las pantallas se proyectó una pequeña frase que englobaba el sentir de todo el público y la banda en ese momento: “Forever Joy Division”.

Tras dos horas de espectáculo, Lima se dejó remecer por una máquina de loops y distorsiones llamada New Order; y una fábrica de emociones y “placeres desconocids” que fue Joy Division. Los grandes pasaron por Lima, y la deuda fue saldada.

Robinson Reyna (@rob_core en Twitter)