Miguel Bosé está pletórico, después de que la paternidad le removiera la tierra bajo los pies y que eso se manifestara en su nuevo álbum en una declaración de amor por sus hijos, por su padre y por el conocimiento, así como en un puntual arrebato de rabia contra los que intentan enturbiar la vida.

Cumplido el “ejercicio necesario” de la revisión de su obra con “Colección definitiva” (2013) y “Papitwo” (2012), el músico publica “Amo” (Warner Music), su vigésimo disco de estudio, que es “otra historia”.

“Después de la paternidad es como si se me hubiesen llenado los ojos de ascuas. Es verdad, la actitud y el proyecto de vida son otros”, señaló el cantante en entrevista con Efe.

A sus 58 años está libre de otros amores, como declara con humor en uno de sus nuevos temas. “He llegado a preguntarme si alguna vez he estado realmente enamorado, porque con la paternidad se llega a la idea de que el amor de verdad está ahí y que todo lo demás han sido sucedáneos”, afirmó.

La citada paternidad de “cuatro vehementes” que llenan ahora su casa le han hecho desterrar los viajes infinitos de antaño, pero no ha alterado su natural tendencia a la aventura musical, terreno que abrió con “Bandido” (1984).

“No puedo escucharlo, porque entro en crisis. Creo que ha sido la cosa más brillante que he hecho”, reconoce sobre un disco en el que alumbró un estilo que llega hasta hoy.

A pesar de su gusto por “novelar” las canciones, estas vuelven a ser historias escritas en primera persona y al resultado, “lo más Bosé” oído en mucho tiempo según la nota de prensa, han contribuido Lanfranco Ferrario y Massimo Grilli, viejos colaboradores que lo han acercado a otro disco antológico en el que ya participaron, “Bajo el signo de Caín” (1993).

“Fue un antes y un después”, dice sobre un álbum “en el que había mucha música, en un momento en el que la experimentación tenía que ir más allá”.

Grabado entre Los Ángeles, Londres, Oslo y Madrid, la producción de “Amo” ha corrido a cargo de Andrew Frampton, Andrés Levin y Brubaker XL, que han arropado los medios tiempos y baladas con “dance”, incluso en temas protesta como “Sí se puede”, que nació con otro ritmo, antes de decidir que, por temática, “había que sudarla”.

Solo hay dos cortes que no nacieron directamente de su puño y letra: “Tú mi salvación”, de Fernando Ortí, y “I Miss your Face”, tomada a partir de una composición que Alejandra de Gregorio dedicó a su abuelo y que él reformuló en homenaje a su padre, el conocido torero Luis Miguel Dominguín.

“Con la paternidad también entiendes todo lo que tus padres te han querido a ti”, afirmó. Efe

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