Mi espíritu de fan infatigable, de fotógrafo incomprendido, de escritor amarillista y de niño travieso necesitaba purificarse, necesitaba de esa dosis de sarcasmos, ironía y locura por la vida y el amor y solo Sabina y Serrat te pueden exorcizar. Son las nueve de la noche y el frío me empieza a acobardar, me recuerda que si fuese fácil vivir estos dos locos no estarían aquí.

Dos pájaros contraatacan el frío de la noche

Pasaban los segundos, minutos y llegaba la hora y estos dos pájaros no querían salir a decir hola. El frío calaba la vida, el frío calaba sin roche, el frío, simplemente, se apoderaba de la noche, los huesos se me congelaban y las rodillas se me doblaban, pero mi alma no se doblegaba; yo seguía incólume, seguía fiel, seguía esperando, casi rezando y dos pájaros animados salieron bromeando.

Bromearon, cantaron y nos enamoraron con su setlist

“Se les ruega a las señoritas no lanzar ropa interior al escenario a menos, claro está, que la lleven puesta”, fue el mejor inicio para la velada, fue la mejor manera de atacar a Lima la helada.

La lija que Sabina lleva por voz es capaz de enamorar a cualquier lobo feroz y la dulzura de Serrat nunca se hace esperar, ‘Ocupen su localidad, hoy puede ser un gran día’ fue el primer tema que empezaron a cantar. Los aplausos y los gritos empezaron a sonar, Lima se olvidó del frio, Lima se olvido que al día siguiente hay trabajo por hacer y se dejó convencer, ‘Acuérdate de mí’ fue lo que nos dijo Serrat al apoderarse del micro mientras Sabina esperaba sentado su momento de cantar, pasaron los minutos y este concierto fue ‘Algo personal’

‘Y sin embargo’, ‘La orquesta del Titanic’ se hizo ‘De cartón piedra’ y todos cantando parecíamos un ‘Loco de atar’. El público se llenó de júbilo que parecía haber esperado por ’19 días y 500 noches’ este gran concierto, todos empezamos a corear cada tema de estos dos poetas y cantantes como gritándoles somos tus seguidores y ‘Cuenta conmigo’.

El ‘Eclipse de mar’ ‘Mediterráneo’ se sentía a través del frío de la noche que poco a poco dejaba de importar menos para hipnotizarnos más mientras alguna ‘Señora’ ‘Por el bulevar de los sueños’ se sentía ‘Princesa’, pero ‘Una canción para la Magdalena’ nos recordaba que el amor a veces es tan cinco estrellas y ‘Tu nombre me sabe a yerba’, ‘Martínez’.

Los pájaros nunca dejaron de contraatacar

Las canciones seguían y seguían y el público respondía con coros y Lima se llenaba del vaho de esas voces enamoradas que habían llegado al Jockey Club del Perú a llenarse de nostalgia, abrazarse y creer una vez más que uno hace ‘La del pirata cojo’ y llena de felicidad la vida con ‘Esos locos bajitos’ en escenario y sus ‘Más de cien mentiras’ que son verdades de la vida, las mujeres y el amor. Todos los asistentes al concierto dijimos en silencio ‘Hoy por ti, mañana por mí’ pero siempre ‘Contigo’. La ‘Noche de bodas’ llegaba a su fin. ‘Y Nos dieron las diez’, las once, las doce y las doce y media y era momento de la ‘Despedida’.

Recuerdos para la vida

Entraba la noche y los corazones fanáticos se calentaban al ritmo de las canciones de estos pájaros que contraatacaban Lima ofreciendo un concierto que, aunque suene a cliché, quedará en el corazón, y en los celulares, y en las filmadoras y, en fin, en todo instrumento utilizado para llevarse algo de recuerdo de una noche para no olvidar.

La blasfemia de algunos truhanes y sus compinches

El sentimentalismo de la velada se vio interrumpida por la blasfemia y la insensatez de algunos seguidores de la estafa y odiadores de la creatividad y del arte de estos poetas españoles que osaron comprar discos piratas, los cuales eran vendidos por unos truhanes sin escrúpulos que, después de haber vendido sus panes con chorizo y sus cafecitos calientes, ofrecían las copias piratas del concierto a la módica suma de S/. 20 nuevos soles.

Para que exista un delito consumado se necesita de un compinche, y los fans de anoche fueron los peores al adquirir estas miserables copias, a todas luces repudiables, burlándose del talento de los artistas, que aún estaban en escena. Me fui a sala de redacción con esta pregunta ¿Se puede ser tan sinvergüenza?.

Por: Mirkos Murguia

@MIRKOSMURGUIA