Cuando un grande como Dominic Miller sube al escenario, el aplauso es inevitable. Su capacidad única de estremecer a la multitud con la vibración de solo seis cuerdas nos dejan bien en claro por qué ha brillado al lado de grandes como Sting o Phill Collins.

Su guitarra y la calidez de las velas en medio de la noche fue todo lo que el músico inglés de orígenes argentinos necesitó para envolvernos en viaje ausente de voces, pero lleno de sentimientos indescriptibles que se juntaron en el escenario de L’Anfiteatro de Antica en Barranco.

“Samba en Berlín” y “Do you want me” fueron las melodías encargadas de darnos la bienvenida. Luego de interpretar “Lullaby”, Miller trasladó a sus fans a Argentina con “Misa Criolla”. Temas de su carrera en solitario como “First Touch” y “Eclipse” también emocionaron al respetable, que permaneció enmudecido ante la clase maestra de guitarra.

HUMOR Y AMOR

Dueño de una sencillez y humildad única, Dominic Miller no dudó en expresar su amor por el Perú y bromear con el público. “Estoy vendiendo mis discos (risas), todo lo que gane con ellos irá a una causa muy importante: el cumpleaños de mi esposa. Vivo de gira todo el tiempo y si no traigo algo bueno, tendré mi segundo divorcio. (…) Mi cantor Sting es un empleador muy conocido, gracias a él gano el dinero que luego doy a mis exesposas”, dijo el músico desatando las carcajadas de la concurrencia.

LLORA MI GUITARRA

Sin duda, el momento más emotivo de la noche fue la invitación que Dominic Miller hizo a los músicos peruanos Leslie Pateen (Percusión) y Omar Rojas (Bajo) para regalarnos el clásico “Shape of my heart”. El emblemático tema co-escrito con Sting adquirió un sabor muy nuestro en esta mágica noche gracias al talento de nuestros compatriotas y al sonido inconfundible del cajón.

Para cerrar con broche de oro, Dominic Miller se animó a tararear la melodía de “La Boca”, invitando a todos a convertirnos en sus cómplices y seguirlo con la voz. Entre risas y la ovación de los presentes, llegó a su fin el íntimo encuentro del maestro y el Perú, definido por él como “una relación” sellada con la promesa de un próximo regreso.

Álvaro Rondón