Notablemente subido de peso, con la voz un poco más desgastada por el paso de los años, pero conservando aún ese encanto y ese carisma únicos que no dejan de enamorar desde 1971, el bien llamado “Divo de Juárez” saldó la deuda de casi una década con la tierra que él mismo llama su segunda patria.

Alberto Aguilera Valadez, pero conocido mundialmente como Juan Gabriel, apareció en el escenario del Estadio Nacional al promediar las 9:00 de la noche. Una cortina blanca cubria por completo el escenario, y al momento de arrancar el show, cayó desde lo alto para desnudar por completo un escenario no muy pretencioso, con una pantalla de fondo y parrillas de luces inteligentes, pero que acogía a una banda y cuerpo de baile que también fueron los protagonistas de la noche.

La noche abrió con un Juan Gabriel vestido con un brillante traje verde agua, quien rememoró el año 1971 y arrancó con el éxito de su placa debut “Alma Joven”, “No Tengo Dinero” que fue recibida por gritos del públicos conformado en su mayoría por eternas señoritas de base 4 para adelante. Después de eso, el público siguió en sus asientos las canciones.

“No se ha dado cuenta”, “Mi fracaso” y “Buenos días, señor Sol”, formaron la primera parte del espectáculo, que presagiaba 240 minutos sobre el escenario y una lista que acariciaba las 40 canciones.

Lo vistoso de este primer bloque, que no contó con sonados hits, fue la participación del cuerpo de baile conformado por miembros de la escuela de danza de Vania Masías, además de coristas con vistosos trajes. El espectáculo mostró una propuesta más visual, que aunque poco usual gustó al público que seguían aplaudiendo desde sus asientos.

Siguieron “Adiós amor”, “Me gusta esta contigo”, “Con tu amor”, “Hazlo por mi corazón”, y la primera sorpresa de la noche llegaría cuando la actriz y bailarina peruana Maricielo Effio apareció en escena luciendo un atrevido traje rojo para moverse al ritmo de la canción “María José” y entregándole al cantante mexicano una flor. El detalle fue bien agradecido por el compositor.

UNA MELODÍA BAJO EL PUENTE DE LOS SUSPIROS

“Muchísimas gracias a todo el Perú. Y a los que vienen de otros lados, como el Puente de los Suspiros”, dijo el ídolo mexicano. En las pantallas se proyectó un video de Los Ardiles interpretando los valses “Quiéreme mucho” y “Peruanita bonita” mientras, un grupo de baile criollo sacaba lustre al escenario con pañuelo en mano.

Seguidamente, el grupo ‘Negro de los Ritmos’ hizo lo suyo a ritmo de cajón peruano y en la voz de la imitadora de Yo Soy, Sofía Buitrón.

“Que hermoso. Uno del folklore aprende bastante. El mundo tenía que comprender que ustedes son únicos. Que bonito que los ojos del mundo estén mirando al Perú. ¡Me da mucha alegría! Tienen toda mi bendición, ahora son tiempos mejores y se lo merecen. Les deseo todo lo mejor. ¡Gracias Perú! Agradezco que no me hayan olvidado, nueve años son nueve años”, dijo Juan Gabriel.

Inmediatamente, ya pasada la primera hora de show, sus tradicionales mariachis dijeron ‘presente’ y acompañaron al Divo de Juárez en la interpretación “Te voy a olvidar”, “La Farsante”, “Se me olvidó otra vez”, “Estoy enamorado”, “Por qué me haces llorar” (en la que se bañó con su característica copa de vino) y el clásico de Isabel Pantoja, “Así fue”, momento en el cuál las cámaras enfocaron al público y más de una sacó el Kleenex para enjugarse un ahogado llanto.

EL JIPI JAY

Si creíamos que los valses y el festejo bastaron para rendir homenaje a nuestro país, había que esperar hasta este momento para oir la esperada canción que ‘Juanga’ hizo en tributo a su cariño por el Perú. Acompañado de sus mariachis y con una música que hizo recordar a la de la ‘Vecindad del Chavo’, el intérprete presentó su tema llamado “Perú” y que narraba en su letra, su experiencia de conocer nuestro país.

Transcurrían dos horas de show. El público, entusiasta por ratos, seguía con impaciencia la llegada de otros inmortales temas. Y la espera no duró mucho pues llegó el turno de “Yo no nací para amar”. Lima ya no sacó el Kleenex, esta vez sacó la Gillete.

Se unían al reparto “Déjame vivir”, “La indiferencia” e “Insensible” levantaron más al público, pero no fue hasta “Amor Eterno” que el Estadio Nacional enmudeció por unos segundos, tragó saliva, miró al cielo, se golpeó el pecho y gritó a viva voz el canto lastimero de un hijo que llora la partida de su madre.

Tras un breve descanso con “Tú a mí no me hundes”, el público volvió al schock nervioso con “Querida”. Siendo casi la medianoche, los asistentes dejaron la aburrida dureza de sus asientos y se entregaron a las palmas, los gritos, los cantos y el baile.

Eran las 12:30 de la noche y “Me nace del corazón”, “Frente a Frente”, “No vale la pena”, “Caray”, y “Hasta que te conocí” iban cerrando una noche impresionante de emociones; sin embargo mejor final no se podía augurar. Rocío Durcal revivió en Lima con el clásico “Costumbres” y antes de que el público terminara de salir del éxtasis, Juan Gabriel nos invitó al baile para salir junto a su terna completa de bailarines y mover el esqueleto al ritmo del “Noa Noa”.

Si pasaron nueve años desde su última visita; el Divo de Juárez quedó a mano – y con creces – con sus fanaticada peruana tras semejante espectáculo. Sin duda, una noche de las que no se olvidan gracias al talento, carisma y arte de un hijo mexicano al que adoptamos, y llamamos Juan Gabriel.

Robinson Reyna

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