El 05 de abril de 1995, como parte de su gira mundial “Crash! Boom! Bang! Tour”, Roxette hacía saltar a más de 15 mil personas en el campo abierto del exclusivo colegio Roosevelt de La Molina. Aquel apoteósico evento –poco usual en esas épocas- fue transmitido por América Televisión y los videos pueden verse por You Tube. Ayer (21 de abril), la historia se repitió aunque con ciertos matices de nostalgia y remembranza.

Marie Fredriksson y Per Gessle, cantante principal y guitarrista corista del dúo sueco respectivamente, se reencontraron con su público, el mismo que con algunos años, kilos y arrugas de más vivían con euforia el espectáculo como si fueran adolescentes.

ESTELLAS ARGENTINAS EN EL FIRMAMENTO

Horas antes de la presentación de Roxette, cerca de las 7:40 de la noche, las tres brillantes estrellas en el firmamento del Estadio Nacional se vieron opacadas por la presencia de tres estrella gauchas: Guyot, Iturri y Toth, quienes conforman el grupo argentino de Rock/New Wave G.I.T también se reencontraba con el público limeño con sus mejores temas.

“Buenas noches Lima, es un placer enorme regresar después de tanto tiempo”, indicó Alfredo Toth antes de continuar con memorables canciones como “Es por tu amor”, “Acaba de nacer”, “Ángeles caídos” o “La calle es su lugar (Ana)” que fue tocada dos veces y coreada por un enganchado público que –nacido en los 80’s o no- disfrutó efusivamente del show, aunque impacientes por ver a los suecos.

Culminado el show de los argentinos, el público tuvo que esperar desesperadamente hasta que pasadas las 10 de la noche, Roxette apareciera en escena. Marie Fredriksson lucía su característico pantalón de cuero negro, una casaca blanca, una correa de balas y su inmortal cabeza rapada. “Dressed for sucess” arrancó la presentación destilando aroma ochentero. “The big L” y “Wish I could” empalmaron enseguida.

“Buenas noches Lima”, dijo Marie en español masticado. “Hace veinte años que no estábamos por aquí. Es genial regresar”, agregó.

“Only when I dream”, “She’s got nothing on”, “Perfect day”, “Thing will never be the same”, siguieron sonando en el Nacional. Los asistentes marcaban el ritmo con las palmas, con las caderas o los pies. Con Roxette tocando, era imposible no moverse.

“Feeling like a flower” y “Crash! Boom! Bang!” sonaron tan vivos como hace dos décadas en el Roosevelt. Pero fue con “Dangerous” que el Nacional se convirtió en locura total. La fiesta se vivía en todos los rincones del primer estadio del país y un ejército de pelotas con marcas auspiciadoras se lanzaron al público. Los traviesos balones pasearon todas las zonas, pasearon el escenario y fueron pateados por los mismos músicos de la banda. ¡Toda una hora loca!

EL CÓNDOR PASÓ

Quizás uno de los momentos más álgidos, histéricos, colosales y emocionantes de la noche, se dio cuando el guitarrista del grupo, Christoffer Lundquist, nos regaló unas de las melodías peruanas más sonadas a nivel mundial.

Bajo las estridentes cuerdas de su guitarra Gibson Les Paul, “El cóndor pasa” a ritmo de rock nos dio en el patriotismo y recibimos el gesto con sonoros aplausos.

Había transcurrido más de una hora y media de show, el final se veía venir, pero antes de dejarnos Roxette nos regaló una de sus baladas más exitosas.

“Spending my time”, la exitosa canción del legendario disco “Joyride” y la que más veces ha sonado en radio de Latinoamérica, llegando incluso a tener una versión en español llamado “Un día sin ti” sonó ante un mar de brazos que se agitaban de un lado a otro, entregados a la melodiosa voz de Fredriksson.

Otro gran éxitos se sumó al repertorio. “The look”, la canción top 1 en más de 30 países y una de las más exitosas de su época llegó a nuestros oídos con un extasiado coro de personas. “She’s got to look!”gritaba el Nacional con todas sus entrañas. Para cerrar con broche de oro, “Church of your heart”, otra balada cortavena de una época de oro y que marcó a una generación despedía a Roxette de su intenso público.

Un dúo en escena. Dos veces en el Perú. Casi dos décadas desde su última llegada. Dos horas de energía pura. El “dos” parece que fue un número cabalístico, pero fuera de clichés numerológicos, nuestro país vivió un show de gran nivel ejecutado por uno de los grupos de pop rock más exitosos del mundo. El Perú se rindió ante el poderío de Roxette y el Estadio Nacional fue testigo.

Robinson Reyna

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