Amy Winehouse murió por una intoxicación accidental con alcohol cuando volvió a beber tras un periodo de abstinencia, corroboró una segunda investigación, que realizó el forense Shirley Radcliffe.

Radcliffe dictaminó que la artista “murió como resultado de una toxicidad por alcohol” y fijó un veredicto de muerte accidental. Agregó que el deceso no ocurrió en circunstancias sospechosas.

“Winehouse consumió voluntariamente alcohol, un acto deliberado que tomó un giro inesperado y la llevó a su muerte”, declaró.