El show de Blur es tan perfecto que comienza con un hit, “Girls & Boys”, y termina con un megahit, “Song 2”. Mientras, en el intermedio, se van mezclando emociones, sentimientos y flashes en forma de canciones para todos aquellos que crecieron en la década de los noventa y que encontraron una revancha presenciando a la banda británica en el Perú, una cuenta que ha sido saldada con creces por la enorme calidad del espectáculo brindado por Damon Albarn y los suyos.

Con un sólido catálogo de canciones como soporte principal, Blur no necesitó de artificios electrónicos, pantallas ni efectos para llamar la atención del público. Sólo se apoyó en un grupo vocal, una sección de vientos y un tecladista para generar resultados que rozaban con la perfección, pese a la acústica un tanto traicionera del Estadio de San Marcos. Aún así, el resultado, musical y artístico, fue uno de los mejores que hemos visto en años en nuestra capital.

La nave fue comandada por ese tándem conformado por Damon Albarn y Graham Coxon, vocalista y guitarrista de Blur, respectivamente, que condujeron su artefacto por senderos musicales que invitaban a la fiesta (There’s No Other Way), la experimentación (“Caramel”) y el gozo como dupla compositiva (“Tender”), compartiendo complicidad y esos detalles que sólo se producen cuando las cosas están saliendo bien.

A Blur no se le escapó ningún detalle, ni siquiera contar con Phil Daniels (el actor inglés protagonista de, entre otros, “Quadrophenia”, la ópera rock de The Who) para que “Parklife” sonora como suena en el disco (vientos incluidos). Tampoco se dejó afuera una mención especial al recientemente fallecido Lou Reed, con quien Damon Albarn grabó en su proyecto paralelo llamado Gorillaz. “Quisiera que se unan a nosotros para decirle adiós a Lou”, dijo en el show.

Pudimos ver al Blur más musical y experimental en canciones como “Beetlebum”, “Caramel” y “The Universal”, pero también a los fabricantes de hits, como sucedió en “Coffee & TV”, “Country House”, “Girls & Boys” y “Song 2”, donde el cuarteto, también integrado por el bajista Alex James y el baterista Dave Rowntree, demostró una estudiada solidez musical, una compenetrada asociación que va más allá de pararse sobre un escenario para salir a tocar un instrumento.

Fue el mejor concierto del año en Lima. Así de fácil.

Por: Juan Carlos Cabrera / @fugazvolatil