La forma de la mandrágora es muy similar a la de un ser humano, ya que sus características morfológicas la dotan de brazos, piernas y hasta con una cabeza, lo cual le ha brindado a través de las generaciones una visión especial que la asocia con poderosos efectos en la vida del hombre.

Ha sido muy usado tanto en la magia blanca como en la negra, pero para quienes cultivan cualquiera de estas dos tendencias, siempre tuvieron presente el riesgo que existía cuando se trataba de extraer esta planta de la tierra, ya que era sabido que quienes lo hacían morían de inmediato.

Los antiguos alemanes fabricaban pequeñas estatuillas con la mandrágora y los consideraban como grandes amuletos que se encargarían de protegerlos de manera constante y efectiva, además de brindarles mejoras ostensibles en sus negocios.

Su difusión en el mundo se logró a través de los vendedores ambulantes y charlatanes que ofrecían sus raíces a grandes precios y que recogió en la masa popular a sus más devotos creyentes.

La palabra mandrágora significa “dañino para el ganado” en griego, y es desde aquí que se puede entender el gran respeto que se le brindaba a ésta.

Antiguamente, los hechiceros mezclaban la leche con las hojas de la mandrágora para curar las úlceras, mientras que la raíz era consumida para que actuara como un poderoso purgante. Además, la mandrágora también era macerada y mezclada con alcohol para conseguir una bebida analgésica para los dolores del reumatismo, así como para los ataques o convulsiones.

Actualmente, la mandrágora también es utilizada por la ciencia médica debido a sus propiedades farmacológicas y es recomendada para combatir la depresión y en otros casos como un estimulante.

TAGS RELACIONADOS