¿Qué necesitas?

Un trozo de piedra imán

Una vela roja

Incienso con aroma de rosas

Una olla llena de agua marina o de agua normal con un buen puñado de sal gruesa marina.

¿Qué hacer?

Encender el incienso. Encender la vela. Apagar las luces de la habitación en la que se esté, de forma que la única iluminación provenga de la vela. Coger con la mano izquierda la piedra imán y, pensando en la persona que le atrae, colocar la derecha sobre el vidrio. Cerrar los ojos.

Visualizar con toda la intensidad posible a la persona que provoca la atracción, intentando imaginársela al lado. Ver su color de ojos, de pelo, el sonido de su respiración, sentir el calor que emite. Concentrarse y pensar que está ahí, a escasos centímetros. Tomarse, para conseguir esta imagen, todo el tiempo necesario.

A continuación, visualizar cómo la imagen de esa persona se convierte en una bola de brillante energía, del más puro color blanco, en el centro de su corazón.

Imaginar a esa bola desplazándose lentamente por el cuerpo. Pasa por el centro del pecho, sube por el hombro derecho y empieza a bajar por el brazo. Llega despacio hasta el codo y sigue su camino, dando calor allí por donde pasa. La bola llega a la muñeca y empieza a tomar la forma de sus dedos transformando la mano en una imagen muy luminosa, con un centro más brillante allí donde reposa la piedra.

Visualizar cómo la energía contenida en la mano pasa a la piedra volviéndola luminosa y caliente, agradable al tacto. Sentir el latido de la piedra bajo los dedos.

Acto seguido, visualizar la piedra soltando una energía propia, fría y húmeda, que entrará en la mano izquierda. La sensación no debe ser desagradable, pero sí fría, del color de la piedra. Esta energía se convertirá en una bola que subirá por el brazo hasta el hombro y dará una vuelta por toda la caja torácica, subiendo por la izquierda y bajando por la derecha. Allí donde pase por una articulación (el cuello, los hombros o las caderas), la bola crecerá y se expandirá por un segundo llenando toda la extremidad asociada, para volver después a su tamaño anterior.

Cuando la bola dé toda la vuelta al tronco, volverá al brazo izquierdo y de allí a la mano. Percibir que la sensación de frialdad y humedad es más intensa allí donde la piedra está en contacto con la piel. Sujetando la piedra con la mano izquierda, sumergirla en el agua salada.

Visualizar cómo la sensación fría y húmeda se disuelve en el agua y la piedra empieza a irradiar calor. Mantener la mano izquierda bajo el agua durante un minuto y luego sacarla. La piedra quedará así cargada con la energía del deseo y la voluntad. Deberá ser llevada encima hasta que lo que se ha pedido se haga realidad.

Fuente: Consultorio Esotérico.