¿Qué necesitas?

1 manzana roja.

1 tela blanca.

1 cordón rojo.

7 clavos de dos centímetros de largo.

¿Qué hacer?

Siguiendo una línea vertical desde la base hasta el rabo de la manzana, hundir los siete clavos dejando que la cabeza sobresalga un poco menos cuanto más cerca del rabo estén, de forma que el de arriba estará enterrado y el de abajo quedará clavado sólo lo justo como para mantenerse en su sitio.

Sujetar la manzana con ambas manos, con la línea de clavos mirando hacia el frente, y pronunciar una oración.

Envolver cuidadosamente el fruto en la tela, dejando una abertura para que los clavos queden fuera. Anudar la tela con el cordón de modo que quede como una bolsita con los siete clavos que sobresalen. Sin tocar los clavos, llevarla a una iglesia y salpicarla con agua bendita mientras pronunciamos una oración a San Antonio. Desenvolver la manzana, partirla por donde no hay clavos y sacar todas las semillas.

Envolver estas semillas en el saquito de tela blanca. Enterrar la manzana partida con los clavos. Guardar la bolsita y llevarla encima, de ser posible en contacto con la piel. Todos los viernes, acercarse a una iglesia, salpicar la bolsa con agua bendita y pronunciar la oración a San Antonio:

Un clavo para mi deseo, cinco para mis sentidos y otro para mi corazón.

Que claven esta manzana en lo profundo de mi emoción.

Querido San Antonio, ruego tu comprensión y tu ayuda.

Sólo te pido que intercedas para que encuentre amor y cariño. Muchas gracias,

San Antonio, porque sé que ya me lo has concedido.

Fuente: Consultorio Esotérico.