Capricornio da inicio al invierno en el hemisferio norte. Es la estación más fría, la tierra no da frutos aún pues el tiempo es inclemente; se han de aprovechar y administrar los recursos inteligentemente para asegurar la sobrevivencia hasta que lleguen tiempos mejores pues la tierra es dura, es árida; todo esto hace de Capricornio un signo severo, austero y con una determinación que le lleva a sacrificarse para alcanzar sus metas.

La crudeza del tiempo en el que se desarrolla Capricornio también le hace ser desconfiado, cuenta solo con sus propias fuerzas y no deja libre ningún detalle a la suerte o a los demás, porque sabe que le pueden fallar y para evitarse disgustos y contrariedades, prefiere valerse en todo por sí mismo. Sus objetivos son precisos, por eso es capaz de planificar su accionar – incluso durante toda su vida – hasta lograr su propósito.

Capricornio es fundamentalmente materialista, por eso da suma importancia a los aspectos prácticos de la vida, en tanto que para él representan su seguridad futura. Este signo es ahorrador, ponderado en todas sus acciones. Hay en Capricornio un componente ascético que, a pesar de su natural inclinación a obtener sus meditados objetivos, puede conducirlo por caminos más espirituales y filosóficos.

Reflexivo, en extremo racional, Capricornio piensa en todo antes de tomar una decisión pues posee una inteligencia analítica, que le hace ser un un poco lento en la elección de nuevos derroteros. Esta característica le ayuda a no dar pasos en falso. Capricornio también es independiente y autoritario, por lo cual prefiere actuar en solitario, cosa que no le cuesta pues su sociabilidad es limitada. Capricornio siempre coloca en primer lugar sus metas.

Planeta

Saturno rige a Capricornio. Es el planeta que representa la vertiente racional y pesimista de la vida. Los nacidos bajo su influencia tienen una actitud defensiva y conservadora, marcada por la desconfianza, la excesiva prudencia y el cálculo estratégico. Saturno es también el planeta del rigor, de la severidad, de la austeridad y del ascetismo.

Saturno confiere inclinación a la soledad, tenacidad, así como una voluntad férrea y la inteligencia más fecunda para superar los problemas y hacer frente a los retos. Los regidos por Saturno se inclinan a contar solo consigo mismos, pues sus objetivos y metas vitales son elevados, ambiciosos y trabajan denodadamente para que se cumplan sin dilaciones.

Los hijos de Saturno son capaces de grandes sacrificios para llegar a obtener lo que desean. Organizan todo al detalle y necesitan que sus objetivos se lleven a cabo según su planificación, por eso, para no sufrir decepciones, prefieren no confiar en nadie para que realice lo que ellos consideran de suma importancia.

Fuente: Arcanos.