Desde que aparecieron por primera vez en las pantallas peruanas, las hermanas y Wendy Rincón no tardaron en conquistar a toda la teleaudiencia masculina. Sus gestos seductores, sus medidas que bordean la perfección y una contagiosa simpatía las convirtieron en las predilectas de los asiduos de Combate. De hecho, en ese reality les pusieron “Las Rinconashian”.

Ellas son de madre peruana y padre colombiano; y aunque nacieron en el país cafetero, ambas nos confiesan que se sienten “limeñísimas”, pues la mayor parte de sus vidas ha transcurrido en nuestra ciudad. Mónica posee mayor trayectoria en el mundo del espectáculo: viene dedicándose al modelaje desde los 13 años y tuvo una etapa anterior en Combate. Wendy, por su parte, trabajaba en otras cosas, pero cuando le ofrecieron concursar en este programa de competencias, no lo pensó dos veces.

Ambas tienen varios proyectos en mente. Mónica planea estudiar y dedicarse al arte, pues desde niña le gusta pintar. Por su parte, Wendy prepara una línea de productos cosméticos naturales basada en la medicina ayurvédica.

El hombre que pretenda enamorar a Mónica debe tener la determinación de conquistarla “y ser impulsivo y rápido para que no se enfríen las cosas”, dice ella. Con Wendy, por el contrario, hay que ser paciente e inteligente, pues no es de demostrar que le gusta un chico. “Ella es difícil”, admite Mónica a la revista Soho.

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