La angoleña de 25 años y 1,79 de altura, se alzó en la noche del lunes con la corona de reina universal en una gala celebrada en un teatro de Sao Paulo, donde luego habló con periodistas, los mismos que le plantearon el problema del racismo.

“Felizmente el racismo no me afecta. Creo que las personas racistas son las que tienen que buscar ayuda por pensar de esa forma”, sostuvo en portugués.