La Gringa Inga dejó de existir este último domingo. Acompañada de su familia, la fiel amiga de Augusto Ferrando, falleció en su vivienda situada en Chaclacayo.

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Su hija, quien hace cinco años llegó a Perú para cuidar a su madre, contó que el alzheimer había avanzado y que en muchas oportunidades no recordaba ni siquiera sus familiares cercanos.

Generosa como ella sola, visitaba las cárceles cuando ya estaba retirada de la TV para ayudar a los presidiarios en su resocialización. La compañera de Augusto Ferrando en el programa Trampolín a la Fama, compartió grandes momentos al lado del recordado presentador.

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Tuvo una vida muy dura y hasta perdió a uno de sus hijos, víctima de la meningitis. Ella, como se recuerda, fue rehén en el motín del penal de Lurigancho, donde realizaba labores de apoyo.

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