Siendo aproximadamente las nueve y diez de la noche, las luces del Estadio San Marcos se apagaron trasladando a Lima a una dimensión gótica que abrió sus puertas para dar paso al ángel caído de voz melancólica: Amy Lee, quien apareció usando un sexy tutú celeste y se apoderó del escenario con la inconfundible melodía de “What you want”. “¿Cómo estás, Lima?”, dijo la vocalista de Evanescence en un perfecto español.

Iniciada la velada, la fuerza y sentimiento de “Going Under” puso a saltar al respetable. El tema inédito “If you don’t mind” fue uno de los más esperados de la noche. Con un piano negro de cola sobre el escenario, Amy Lee se sentó para dar paso al momento sentimental de la noche con hits como “Lithium” y “Lost in paradise”.

En medio del cocktail lacrimógeno, la fuerza de “Whisper” puso de pie a la musa de Evanescence y al público entero. Sin darle respiro al monstruo ansioso de rock, “Call me when you’re sober” llegó para sacudir las cabezas de cada alma congregada en el estadio.

GÓTICOS Y PERUANÍSIMOS

Cabe mencionar que el baterista Will Hunt hizo su entrada con un buzo negro de marca Perú, del que luego se despojó para lucir la camiseta de nuestra selección de fútbol. Sin duda alguna, el clímax de la velada llegó cuando la voz del grupo se acercó al teclado para tocar la melodía de “Bring me to life”, el esperado himno que desató la histeria.

Finalmente, tras un breve receso, Evanescence volvió al escenario para decirle al Perú la frase “cuenta conmigo”. Seguidamente, “My inmortal” fue el imprescindible sello que puso fin al oscuro ritual de adrenalina, metal y siniestra belleza que solo Amy Lee nos pudo regalar.

Álvaro Rondón