Chéreau había nacido el 2 de noviembre de 1944 en Lézigné, pequeño pueblo de 350 habitantes del centro-oeste francés, donde comenzó su iniciación en el mundo del arte en el seno de su familia, en la que su padre era pintor y su madre dibujante.

Ambos fueron dos personalidades que contaron mucho para él, quien consideró siempre la pintura como el arte con mayúsculas, pero eligió el teatro, la imagen y el cine para expresarse.

Desde muy joven, a los 15 años, sabía que quería hacer teatro, según contó en una entrevista al diario “Liberation”, sin recordar cuando comprendió que esa pasión que le llevaba a trabajar con sus camaradas del colegio en el recreo podía convertirse en un oficio.

Desde la escena conoció el éxito muy pronto, desde finales de los años 60 del siglo pasado y en 1969, a los 25 años, dirigía el Teatro de Sartrouville, tras haber creado obras como “Les Soldats”, de Jakob Lenz (1967), “Le Prix de la révolte au marché noir”, de Dimitris Dimitriadis y “Don Juan”, de Molière (1969), éste último en el Teatro del Odeón.

Tras trabajar en el Piccolo Teatro de Milán los dos primeros años de la década de los 70, el director Roger Planchon le invitó a codirigir el Teatro Nacional Popular de Villeurbanne, donde montó grandes producciones como “La Massacre à Paris”, de Chrisopher Marlowe, “La Dispute”, de Marivaux, y “Peer Gynt”, de Henrik Ibsen.

Entre 1976 a 1980 fue el mundo de la lírica el que conquistó, al frente de “La Tetralogía”, de Wagner, en el festival alemán de Bayreuth, junto al compositor francés Pierre Boulez.

Primero desde el escándalo luego desde la aclamación, Bayreuth le confirmó como uno de los más grandes directores de la escena internacionales.

Hasta la “Elektra” con la que triunfó una vez más este verano, en el Festival de Aix-en-Provence, Chereau creó una docena de montajes líricos, junto a grandes directores de orquesta, entre ellos Daniel Barenboim, con quien creó “Don Giovani”, de Mozart, en 1994, y “Wozzeck”, de Alban Berg, en 1992.

La década de los años 80 estuvo marcada por el encuentro del dramaturgo Bernard-Marie Koltès, de quien dirigiría numerosas piezas, primero en el Teatro de los Amandiers de Nanterre, en las afueras de París, cuyas riendas artísticas tomó de 1982 a 1990, para convertirlo en uno de los escenarios más vanguardistas de la capital francesa.

“Combat de nègre et de chiens”, de Koltès, “Henri VI/Richard III”, de Shakespeare, “Platonov”, de Anton Tchekhov, fueron algunas de las obras de esa época.

El director Andrzej Wajda, le descubrió como gran actor en “Danton” (1982), arte en el que luego desplegaría su talento a las órdenes de Youssef Chahine (1985), Claude Berri (1997), Raul Ruiz (1999) y Michael Haneke (2003).

El éxito cinematográfico como realizador tardó un poco más en llegar y convertirle en uno de los más buscados directores europeos.

Fue en 1994, con “La Reine Margot”, película protagonizada por Isabelle Adjani, pero antes, en 1974 había dirigido ya su primera película: “La Chair de l’orchidée”, con guión co-escrito con Jean-Claude Carrière, “Judith Therpauve” (1978), “l’Homme blessé” (1983) y “Hotel de France” (1987).

Siguieron luego “Ceux qui m’aiment prendront le train” (1998), “Intimité” (2001), “Son Frère” (2003), “Gabrielle” (2005) y “Persécution” (2009).

Mientras tanto, en el teatro, en colaboración con Thierry Thieû Niang, dirigió en 2008 “La Douleur”, de Marguerite Duras, interpretada por Dominique Blanc, y también con el director y coreógrafo franco-vietnamita, ya en 2009, realizó la lectura de “Coma”, de Pierre Guyoyat.

En 2010 comenzó la temporada otoñal en el Louvre, con un conjunto de manifestaciones reunidas bajo el título “Les Visages et les Corps”, en calidad de “gran invitado” del Museo.

Allí presentó “La Nuit juste avant les forêts”, de Koltès, en colaboración con Thierry Thieû Niang.

Su último montaje teatral data de 2011, “I am the wind”, de Jon Fosse, de nuevo en colaboración con Thieû Niang, con quien en 2012 participó en el estreno de “…du Printemps”, coreografía para bailarines no profesionales mayores de 60 años, inspirada en “La consagración de la primavera”, de Stravinsky.

El César del cine francés en 1984 por el guión de “L’Homme blessé”, escrito con Hervé Guibert, el Premio del jurado para la “Reina Margot” en Cannes, y el Oso de Oro de Berlín en 2001 por “Intimité”, fueron algunas de los numerosos premios cinematográficos que recibió, mientras que el teatro le dio, entre otros, seis Molière. EFE