El estudio DreamWorks de Steven Spielberg se ha propuesto recuperar la esencia de las películas de coches de las décadas de 1960 y 1970 con la adaptación cinematográfica del videojuego Need for Speed, una producción con ambición de saga que pone a los actores a 140 millas por hora.

El realismo al volante fue la consigna del director Scott Waugh, un doble de escenas peligrosas reconvertido en cineasta, que planificó una intensa filmación donde la acción se capturó a la antigua usanza, a través de las cámaras y sin trucos por ordenador.

Para tal fin, el protagonista, el actor Aaron Paul (Breaking Bad), tuvo que someterse a un curso intensivo de cuatro días de “conducción agresiva”, comentó a la prensa en Los Ángeles con motivo del debut hoy del primer tráiler del filme.

El actor, ante la atenta mirada de los ejecutivos de DreamWorks, que querían asegurarse de que era capaz de dar la talla como piloto, el temor de sus agentes a que le pasara algo y la expectación del equipo de la película, demostró tener maña al volante.

“Al final del primer día, ya estaba haciendo giros de 360 grados. Para el tercer día hacía 360 grados, giros al revés de 180 grados y conducción marcha atrás a toda velocidad”, confesó Paul, que durante la película pisó el acelerador hasta ponerse a 140 millas por hora en algunas persecuciones.

Los responsables de la película insisten en que tomaron como inspiración cintas de Steve McQueen como “Bullit” (1968), y otros clásicos del género como “The French Connection” y “Vanishing Point” (“Punto límite: Cero”), ambos de 1971, y evitaron entrar así en competencia con el estilo de éxitos actuales.

Need for Speed, que se estrena el 14 de marzo, sigue los pasos de un mecánico aficionado a las carreras de coches ilegales, Tobey Marshall (Paul), en su intento por mantener a flote su taller y vengarse de un expiloto profesional de Nascar, Dino Brewster (Dominic Cooper), que jugó sucio con él.

Fiel a la temática del videojuego, Need for Speed cuenta con una amplia gama de vehículos, desde turismos de gran potencia, hasta “supercoches” que fueron construidos, y la mayoría de ellos destruidos, para el rodaje.

EFE