Paul Newman fue el actor con los ojos azules más famosos de la historia del cine. Nació en el estado de Ohio el 26 de enero de 1925 y por sus venas fluye sangre húngara y polaca, la que tenían sus progenitores.

Estudió interpretación en Yale y a continuación ingresó en el histórico Actors Studio de Nueva York, lo que le abrió las puertas de Broadway a principios de los ’50.

Su debut cinematográfico estuvo a punto de ser su canto del cisne: los críticos se cebaron con The Silver Chalice y Newman quedó afectado por su mal trabajo.

La muerte de un mito, James Dean, le dio la redención al sustituirle en Somebody Up There Likes Me, que fue su espaldarazo definitivo. A partir de ahí se convirtió en uno de los actores más populares de los ’60, liderando films como Cat on a Hot Tin Roof (1958), The Hustler (1961), Cool Hand Luke (1967) o Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969).

También empezó a producir y dirigir sus propias películas, como Rachel, Rachel, que le valió el Oscar a su esposa, la actriz Joanne Woodward.

Nominado nueve veces a la categoría de mejor actor por la Academia de Hollywood, Newman logró el galardón en 1987 por The Color of Money. Recientemente también fue nominado por Nobody’s Fool (1994) y Road to Perdition (2002).

Tras más de medio siglo de carrera profesional, anunció su retirada en mayo de 2007. El actor aseguraba que al principio de su carrera le confundían con Marlon Brando y que firmaba autógrafos haciéndose pasar por él.

Paul Newman también era conocido por su afición a los coches. De hecho, en 1979 logró el segundo puesto en las 24 horas de Le Mans a los mandos de un Porsche 935. Políticamente siempre se declaró demócrata, llegando a figurar en la lista de enemigos de Richard Nixon que se destapó tras el escándalo Watergate.

Presidió una fundación solidaria que llevaba su nombre y, desde los años ’80, donó más de 150 millones de dólares a obras de caridad. Y preguntado por su largo matrimonio con Joanne Woodward, Newman respondió: “No sé qué demonios me pone en la comida…”.

El 27 de septiembre de 2008, a los 83 años, Newman falleció víctima de un cáncer de pulmón diagnosticado meses atrás. Pasó los últimos días en casa, rodeado de los suyos y cuidado por su esposa Joanne. Fue el día que sus ojos azules se convirtieron, definitivamente, en leyenda.