El cine latinoamericano desembarca este año en el Festival de Cannes con México y Chile como abanderados de una región que contará también con la presencia más discreta de Brasil, Argentina o Colombia en las secciones paralelas.

En una edición en la que según sus organizadores cada vez es más difícil marcar la nacionalidad de una película por el elevado número de coproducciones, la obra de Escalante no se escapa de esa tendencia y comparte títulos de crédito con Alemania, Holanda y Francia.

Su largometraje sobre la espiral de violencia en la que cae una familia cuya hija de 12 años se enamora de un cadete de policía implicado en un caso de desvío de droga se medirá a los otros 19 en competición, y verá su suerte decidida por un jurado presidido por Steven Spielberg.

De manera indirecta, no obstante, el actor Benicio del Toro pondrá la impronta puertorriqueña en esa misma sección oficial con su interpretación de un indio Blackfoot en la francesa “Jimmy P. (Psychotherapy of a Plains indian), de Arnaud Desplechin.

Pero es en el apartado “Una cierta mirada”, el que pone su acento en películas originales por su contenido o estética, donde Latinoamérica empieza a cobrar fuerza en esta 66 edición, con dos de las 18 seleccionadas.

Con una de ellas, la coproducción hispano-mexicana “La jaula de oro”, debuta en el festival Diego Quemada-Díez, director y guionista español que se coloca igualmente en liza por la Cámara de Oro, atribuida a la mejor ópera prima presentada en selección oficial, en la Semana de la Crítica o en la Quincena de Realizadores.

También por primera vez en Cannes, aunque con su tercer largo como realizadora, llega la argentina Lucía Puenzo con “Wakolda”, cinta coproducida con Francia, España y Noruega, que retrata el viaje hasta Bariloche de una familia que acoge a un físico alemán cuya verdadera identidad planta más de un interrogante.

Como actor se podrá ver además al argentino Nahuel Pérez Biscayart, que participa en la franco-austríaca “Grand Central”, de Rebecca Zlotowski, y que con esa actuación ve por segunda vez un filme suyo por la famosa Croisette, después de que la Cinefundación acogiera “Pude ver un puma” el año pasado.

La Cinefundación, que presenta filmes realizados por escuelas de cine con el objetivo de apoyar la creación cinematográfica, cuenta este año con tres latinoamericanos: la chilena “Asunción”, de Camila Luna Toledo; la mexicana “Contrafábula de una niña disecada”, de Alejandro Iglesias Mendizábal; y la argentina “Mañana todas las cosas”, de Sebastián Schjaer.

Y no es menor tampoco la presencia latina en las secciones paralelas.

En la Semana de la Crítica, que celebra su 52ª edición, llegan a Cannes los argentinos Agustín Toscano y Ezequiel Radusky con “Los Dueños”, que según el festival no es solo una película sobre la lucha de clases, sino una “fábula irónica” sobre lo que nos empuja a desear lo que no tenemos.

Por el premio “Descubrimiento” al mejor cortometraje se peleará además en esa sección el brasileño “Patio”, de Ali Muritiba, mientras que en la Quincena de Realizadores quien toma protagonismo es la cinematografía de Chile.

La franco-chilena “El verano de los peces voladores”, de Marcela Said, es la primera de las cuatro películas que de manera o indirecta otorgan un hueco destacado al país.

En otras dos acapara los focos el director chileno Alejandro Jodorowsky, con su propia película, “La danza de la realidad” o a través del documental franco-estadounidense “Jodorowsky’s Dune”, de Frank Pavich, que relata sus quijotescos intentos de adaptación de la novela “Dune”.

Y sin contar con el cortometraje brasileño “Pouco mais de um mês”, de André Novais Oliveira, y con el colombiano “Solecito”, de Óscar Ruiza Navia y coproducido por Dinamarca y Alemania, cierra la presencia latina el chileno Sebastián Silva con la estadounidense “Magic Magic”, en competición en la Quincena. EFE