El director chileno Pedro Larraín, ganó este sábado 14 de febrero el Oso de Plata Gran Premio del Jurado por “El Club”, se mostró “orgulloso” por haber logrado en la Berlinale un “reconocimiento muy importante artístico y político”.

En rueda de prensa tras la gala de entrega de los galardones, Larraín señaló que con su película, centrada en los horrores de varios sacerdotes católicos que residen en una misma casa, no tenía un objetivo periodístico.

“Nosotros no tenemos el afán de hacer denuncias ni de provocar cambios, sino que queremos poner un tema en pantalla de una manera subversiva, inteligente y ojalá atrapante y que eso provoque reflexiones”, manifestó.

Sin embargo, no olvidó la crítica a una Iglesia cuyas manos “están en todos los sitios” y que pude ser muy luminosa, pero también “muy oscura”, por lo que si la cinta ayuda a las víctimas (de la pederastia y otros delitos cometidos por sacerdotes), “perfecto”, señaló.

“El cine puede realmente ser considerado algo peligroso”, añadió en referencia al Oso de Oro de esta Berlinale que recibió la cinta “Taxi” de Jafar Panahi, a quien el régimen iraní no permitió viajar a Berlín para presentar el film o recoger el premio.

Larraín representó la cúspide del triunfo latinoamericano en esta Berlinale, pero quiso zafarse de marcas y etiquetas.

A su juicio, la amplia representación de la región tanto en las diferentes secciones del festival como el palmarés no es por que la organización o el jurado quisiera “películas latinoamericanas”, sino porque “son buenas y funcionan”.

“Lo que ocurre es que en Latinoamérica las películas cada vez son más buenas. Y no es un accidente, es el resultado de gente aprendiendo a hacer buen cine”, manifestó.

A su juicio, el resto es “conectar con los espectadores”, hacer “una película que funcione universalmente”.

Con información de EFE.