Audrey Kathleen Ruston fue una actriz británico-belga, ganadora del ‘Óscar’ y del premio ‘Tony’. Es conocida por ser la primera actriz que impuso la tendencia de la elegancia natural en vez la sofisticación del glamour.

Fue la pionera de las «muchachas no divas» que son toda una pauta de nuestra época. Sin embargo su innovación, su prefiguración de la espontaneidad juvenil, la «cara de ángel» con su frescura que lucía en pantalla y su forma de vestir, que impuso estilos y modas, la transformaron para la historia del cine como otro de los mitos del séptimo arte.

Además, Audrey Hepburn es también reconocida por ser bailarina, modelo y por sus abundantes acciones humanitarias.

Una de las cosas que más destacaron en sus últimos años fue la dedicación, por encima de su salud, a las causas del sida o la malnutrición de los niños en todo el mundo.

En 1992, tres meses antes de su muerte y ya desahuciada, Audrey hizo su último viaje a Somalia, un acto que siempre fue muy agradecido por UNICEF y que engrandecía aún más su ya sencilla y humana forma de entender la vida.

A través de esta organización, Hepburn dedicó el resto de su vida a ayudar a los niños necesitados en los países más pobres. En UNICEF todavía recuerdan su dedicación y entrega a la causa, que databa desde el año 1955 y que, poco a poco, fue ganando peso en su vida.