A pesar de la buena caracterización del actor Ashton Kutcher como el genio de la informática Steve Jobs en la película Jobs, la crítica estadounidense calificó su trabajo como “mediocre” al quedarse en la superficie y no ahondar en su compleja personalidad.

Y es que, aunque Kutcher trabajó durante meses en el parecido físico y adoptó los tics y hasta la misma dieta vegetariana de Jobs, el actor olvidó investigar datos elementales de sus relaciones personales para comprender su misteriosa conducta, tales como su rechazo a reconocer a su primera hija o los problemas que tuvo con los amigos con los que puso en marcha Apple.

Sus logros como empresario y visionario tampoco resaltan en este filme, el cual narra a manera de flashback la trayectoria de Jobs desde que abandona sus estudios universitarios hasta que presenta en 2001 el revolucionario iPod, a la vez que se enfrenta a un cáncer de páncreas.

El resultado en taquilla no se ha hecho esperar y en Estados Unidos, donde se estrenó a mediados de agosto, ha tenido muy baja recaudación, algo que probablemente se repetirá en México cuando se estrene el 4 de octubre próximo.