En la selva, Tarzán jugaba pin pong con Chita. Tarzán toma la raqueta y le pega bien fuerte a la pelota y la vuela hasta el fondo de la selva.
Tarzán le pide a Chita que vaya por ella. El hombre de la selva esperó como cinco horas cuando Chita llega toda ensangrentada, sin un ojo y le dice a Tarzán:
- Te dije que agarraras la pelota de ping pong, ¡no la pelota de King Kong!