Con un homenaje estelar lleno de cariño y de pasión por unos amigos que van mucho más allá de ser sus colegas musicales, Alejandro Sanz recibió el premio Persona del Año en una gala en el marco de los Latin Grammy en la que la estrella española reivindicó el valor de los sueños y la rebeldía.
“No olviden que somos lo que soñamos”, dijo Alejandro Sanz en una ceremonia celebrada en el hotel Mandalay Bay de Las Vegas, organizada por la Academia Latina de la Grabación y que tenía como único objetivo coronarle como una figura indispensable y emblemática de la música hispana.
A Alejandro Sanz le sobran los motivos en el currículum para recibir un galardón a toda su trayectoria, encumbrado como un triunfador en las dos orillas del Atlántico y como un artista multipremiado y súperventas que ha sido referente para incontables cantantes iberoamericanos.
Pero en su discurso de agradecimiento, Sanz miró por el retrovisor y se acordó de ese pequeño que fantaseaba con la música: “Cuando era un niño tuve un sueño, después una guitarra, un acorde, un verso, un miedo, una necesidad, una canción y me puse a cantar”.
“La música sin un sueño no es música: sólo es una ecuación más. Debemos soñar en alto, debemos soñar despiertos”, señaló Sanz, al destacar la valentía de mirar más allá de lo que sugiere el destino.
“Un sueño me trajo hasta aquí y hoy aquel niño que fui, donde quiera que esté, les da las gracias a todos ustedes”, señaló el cantante antes de culminar su noche perfecta con “Corazón partío”.
En declaraciones a Efe sobre la alfombra roja, Alejandro Sanz explicó lo extraordinario de un reconocimiento dado por sus colegas: “Todos los premios son importantes, pero esta noche vienen tus compañeros a celebrarte (…). Son gente que tiene tu misma profesión, tu misma pasión”.
Fue una noche especial de muchos nervios y gran expectación, no sólo para Alejandro Sanz, de principio a fin con una sonrisa emocionada a punto de llorar, sino también para los artistas invitados, muchos de ellos fans suyos y que iban a actuar con su ídolo en primera fila y ante el desafío de reinterpretar sus temas.
Quizá por ello Natalia Lafourcade, acompañada por Manuel Medrano en “No es lo mismo”, tuvo que comenzar de nuevo el tema tras trastabillarse con la letra.
“No puedo, estoy muy nerviosa”, dijo la mexicana, quien tras el apuro se fundió en un enorme abrazo con el homenajeado antes de retomar con éxito el tema.
Toda una leyenda como el dominicano Juan Luis Guerra aseguró que Alejandro Sanz era su compositor preferido y se disculpó por no dominar el flamenco antes de afrontar una versión de “Desde cuando” en clave de bachata que comenzó con aire delicado y acabó como toda una fiesta.
Al también andaluz David Bisbal le tocó hacerse cargo de la apasionada “El alma al aire” y ni pudo ni quiso reprimir las lágrimas: “Siempre que canto las canciones de Alejandro me transporta a mi niñez, mi infancia, y siempre me recuerda a aquel niño que cantaba frente al espejo”.
Y para las raíces flamencas de Sanz pocas mejores que su amiga íntima Niña Pastori, quien dijo estar “más que orgullosa y feliz” de estar “al ladito” del Alejandro Sanz de su vida y de su corazón.
Tras un recuerdo al maestro de la guitarra Paco de Lucía, muy cercano a Sanz, un grupo de artistas liderados por El Carpeta y Siudy Garrido transformaron fugazmente el escenario del hotel de la ciudad del juego en un auténtico tablao flamenco.
Pero la velada estuvo, sobre todo, protagonizada por baladas intensas, de amores al borde del precipicio y de gritos desgarrados al aire, gracias a artistas de todas las latitudes como la chilena Mon Laferte con una imponente “Mi soledad y yo”, la española Rosalía de la mano de “Cuando nadie me ve” o el mexicano Alejandro Fernández con la clásica “Y si fuera ella”.
“Uno dice maestro mucho, pero en realidad has sido un maestro para muchos. He aprendido, hemos aprendido, muchas cosas que no se aprenden en un salón de clase gracias a tu pluma y a tu corazón”, dijo Luis Fonsi, quien se atrevió con un éxito del calibre de “Amiga mía”.
Juanes y Camila Cabello unieron fuerzas en “Quisiera ser” para dar forma uno de los duetos estrella de la noche, mientras que el puertorriqueño Residente aportó la energía y desparpajo de su rap, junto a Nick Jonas y Anitta, en “Looking for Paradise”.
En la antesala de la ceremonia se percibió la ilusión de muchos de los invitados como Mon Laferte, que confesó a Efe sus nervios antes de la gala, o Niña Pastori, quien ensalzó el corazón y el alma que Sanz pone en su obra.
Y para quienes no pudieron acudir a Las Vegas quedó el recurso de emergencia de felicitar a su amigo a través de un vídeo, como hicieron, entre muchos otros, Lin-Manuel Miranda, Miguel Bosé, Pablo Alborán, Ed Sheeran, Ricky Martin, Rafael Nadal, Laura Pausini, Marc Anthony o Plácido Domingo. EFE