El británico Andy Murray ganó por segunda vez el Mutua Madrid Open, por primera vez en tierra batida, al imponerse en la final a un Rafael Nadal desconocido, por 6-3 y 6-2, una derrota que hunde al español en el séptimo puesto de la lista mundial, fuera de los cinco primeros por primera vez en una década.

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La vertiginosa derecha de Nadal que sirvió para doblegar al búlgaro Grigor Dimitrov en cuartos, y que torturó al checo Tomas Berdych en semifinales, se quedó esta vez en el hotel, y desapareció en la final, justo un día después de anunciar Rafa que había jugado el mejor partido de los últimos tiempos.

La artillería del nueve veces campeón de Roland Garros se desplomó con estrépito ante Murray, que jamás había ganado una vez al de Manacor en las seis veces en las que se habían enfrentado sobre tierra batida, y que se anotó su primera victoria de la forma más inesperada, porque Nadal había llegado a la última instancia recuperado de moral, con ánimos y sin ceder un solo parcial.

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Murray, que venía de ganar su primer título en arcilla en Munich, sumó su noveno partido ganado consecutivo en esta superficie, algo que jamás había hecho, y se apuntó su el décimo Masters 1000 de esta categoría, y el 33 de su carrera, en 88 minutos. “El matrimonio funciona”, firmó en la cámara el campeón.

Murray por su parte, continúa su “luna de miel” con el tenis. Tras contraer matrimonio con su novia Kim Sears hace una semanas, ha ganado los dos torneos en los que ha participado. El anillo de bodas, de platino blanco, colgado en uno de los amarres de su zapatilla izquierda continúa dándole suerte.