Los de quedaron inaugurados este viernes tras una ceremonia de apertura en la que fueron protagonistas la música, la danza y sobre todo el colorido, que dio brillo al cielo del condado surcoreano desde el inicio de la fiesta hasta la apoteosis final, con el encendido del pebetero y los fuegos artificiales.

Después de una hora de espectáculo previo, una traca dio comienzo oficial a la ceremonia. Ni la niebla ni el intenso frío deslucieron una gala marcada por el magnífico espectáculo audiovisual que se vio en el estadio, con el aforo completo y un público totalmente entregado.

Los surcoreanos disfrutaron de un variado repertorio de música y danza tradicional con decenas de artistas ataviados con ropas tradicionales del país pertenecientes a la época más ancestral.

Ese número fue justo antes del izado de la bandera de Corea del Sur, que se produjo con todos los asistentes puestos en pie escuchando el himno del país asiático.

A los veinte minutos del inicio de la gala comenzó el desfile de países participantes. El primero en salir al estadio fue Grecia, con su abanderado Kostas Pretakis. A continuación desfilaron otros cuarenta y siete países, entre ellos España, México, Brasil, Argentina y Chile.

De los 48 países que desfilaron, la delegación más numerosa fue la de Estados Unidos, que ha acudido a estos Juegos con 165 deportistas, seguida de Canadá con 124 y los anfitriones, Corea del Sur, con 86.

Corea del Norte, que desfiló por separado de Corea del Sur, fue bastante aplaudida y, aunque solo tiene dos deportistas en competición en estos Juegos, desfiló con los diecisiete miembros de su delegación entre técnicos y ayudantes.

Al desfile le siguió una canción interpretada por una chica coreana invidente, a la que acompañaron otros niños y la mascota de los Juegos, Bandabi, que también bailó en el centro del estadio.

El momento más especial de la ceremonia llegó cuando varios deportistas surcoreanos, tres de ellos en silla de ruedas, hicieron los últimos relevos de la antorcha que, con su llama en el pebetero del estadio, dio paso a unos fuegos artificiales que volvieron a iluminar de colores el cielo de PyeongChang.

EFE