Según la historia oficial, ella era una niña de 2 años que se presumía que murió durante el hundimiento del crucero. Ella, al igual que su madre, eran las únicas pasajeras de primera clase cuyos cadáveres no aparecieron jamás.

Sin embargo, tres décadas más tarde, una mujer llamada Helen Kramer comenzó a decir a los medios de la época que ella era la denominada “niña perdida” y que además era hija de Thomas Andrews, el diseñador del barco.

Para probarlo comenzó a dar detalles de su presunta familia verdadera, la cual era dueña de una cuantiosa fortuna. Como en la época no existían las pruebas de ADN era difícil comprobar la veracidad de sus palabras.

Tras morir en 1992, los Allison pensaron que el asedio de esta mujer había terminado. Pero al celebrarse el centenario del hundimiento el 2012, Debrina Woods, nieta de Helen, decidió retomar la lucha de su pariente con el fin de ser reconocida como heredera.

También creó una web llamada ‘El último misterio del Titanic’, donde contaba su historia. Ante esto, un grupo de fanáticos inició una cruzada llamada “The Loraine Allison Identification Project”, con el cual querían comprobar si la abuela de Woods era “la niña perdida” a través de pruebas genéticas.

Según informó CNET, los exámenes de ADN dejaron al descubierto que ni Helen ni Debrina tenían parentesco alguno con la familia Allison. Pese a ello, Woods insiste en que la historia en cierta y que no buscaba la fortuna de estas personas.

Fuente: biobiochile.cl