Explican los científicos que estas especies podrían considerarse inmortales biológicamente, es decir que morirán por factores externos, ya sea por depredadores, factor climático o ataques humanos, pero, a diferencia de los hombres, raramente mueren por ponerse viejos.

Una de estas especies es el pino longevo. Algunos de estos árboles norteamericanos comenzaron a crecer hace 5.000 años, en tiempos de la fundación de la verdadera ciudad de Troya.

También está en la lista el molusco Ming de 507 años. Después de que lo sacaron del agua murió; pero podría haber vivido mucho más.

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Otro caso de inmortalidad biológica es el de la hidra, un animal de cuerpo blando, emparentado con la medusa y que normalmente mide apenas 15 milímetros.

Los animales pequeños no suelen vivir mucho, pero un biólogo mantuvo una hidra en el laboratorio por más de cuatro años.

También hay especies de medusas que también son biológicamente inmortales.

Cuando los espermatozoides y óvulos de la medusa se unen, forman una minúscula larva, que no crece simplemente hasta formar un individuo adulto, sino que se adhiere a una superficie dura y se convierte en una estructura blanda llamada pólipo.

La mayoría de las veces esos pólipos producen clones mínimos, como la hidra. La medusa puede retroceder el tiempo y volver a su fase de pólipo.

Sin embargo, en algunas especies los pólipos producen pequeñas medusas macho o