Adolf Hitler, Joseph Stalin y Benito Mussolini, tres de los personajes más temidos de la historia contemporánea por sus crímenes atroces, fueron curiosamente propuestos para recibir de manos de la Academia Sueca el Premio Nobel de la Paz.
Cuando estos tres dictadores fueron propuestos al premio por su ánimo “pacífico” corrían tiempos convulsos en toda Europa. De hecho, Stalin fue nominado en 1945 y 1948, ¿bajo qué argumento? En su “esforzada” actitud para dar fin a la Segunda Guerra Mundial.
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Años antes, en 1938, el sanguinario líder de los nazis había sido propuesto por un miembro de la Academia sueca, llamado Brant, antifascista declarado, que con esa plan pretendía que se reconozca las críticas de Hitler a la situación política que se vivía en la Europa de los años treinta.
En el caso del Benito Mussolini, se supo que fue candidato en 1935 y la idea de proponerlo para el galardón salió del profesorado de la Universidad de Giessen (Alemania).
Transmitidas las nominaciones de tales personajes autócratas, el comité del Gobierno sueco no los consideró merecedores de tal premio.