La película de Ben Affleck, inspirada en un hecho militar real que acaparó las portadas de diversos medios internacionales por su espectacularidad, cuenta la historia del rescate de varios ciudadanos estadounidenses en Teherán.
Tony Mendez tenía 38 años y ya era uno de los agentes de mayor prestigio de la CIA. Había tenido algunas misiones más que importantes en Rusia y Vietnam. Le sobraba experiencia pese a su juventud.
Fue por eso que, en noviembre de 1979, se le designó una de las tareas más peligrosas y trascendentales: Rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que estaban recluidos en la embajada de Canadá en Irán durante los primeros meses de la Crisis de los rehenes. El gran dato de la historia real es que Mendez no viajó solo: fue acompañado por Dennis Packer, camarógrafo de la CBC.
El espía se encontraba en Otawa, en conversaciones con el gobierno de Canadá, cuando decidió “revertir las reglas y crear una distracción”. Su plan era viajar a Teherán como supuesto integrante de un equipo de investigación de locaciones cinematográficas, que trabajaba en una película de ciencia ficción.
En enero de 1980 voló a Los Ángeles con US$10 mil en el bolsillo. La CIA y Hollywood tenían un largo historial de colaboración, en especial cuando se trataba de crear disfraces.
En dos días el guión de una nueva producción estaba listo. Se llamaba “Argo”. La historia era parecida a la trilogía de ciencia ficción La Guerra de las Galaxias, un gran éxito de taquilla de la época, y se desarrollaba en un lugar mítico con un bazar exótico.
Studio 6 contactó a revistas como Hollywood Reporter y Variety para generar un revuelo en los medios acerca del nuevo largometraje. Méndez quería que sonara tan creíble como fuera posible, en caso de que el régimen iraní decidiera chequear su historia.
El 25 de enero de 1980, cuando Mendez y Packer llegaron a la embajada de Canadá notaron a un grupo mucho más relajado y tranquilo del que se mostró en la película. Algunos de los seis hasta estaban bronceados.
Además, nunca se pelearon entre sí ni se generó ningún tipo de tensión, más allá de lo que generaba la situación. Casi no estuvieron juntos en Irán. Mendez visitó al grupo cuando llegó, les presentó el plan y volvió a los pocos días.
“El hombre ideal para este tipo de trabajo es ese al que nadie recuerda”, escribió en su libro. Hoy, tiene 73 años y es uno de los espías con mayor prestigio dentro de la historia de la CIA.
Su historia se mantuvo en el anonimanto hasta 1997, cuando la agencia hizo público sus servicios y decidió homenajearlo. Tuvo tres hijos y no uno como en el film.
Para la película, le pidió exclusivamente a Affleck que, ya que sólo pondría a un chico en escena, se llamara Ian. Es el nombre de su hijo muerto en 2010 por un cáncer de colon.
Fuente: Agencias